Cómo las tecnologías emergentes pueden fomentar las conexiones humanas en el trabajo
por Deborah Perry Piscione, Josh Drean

Es fácil suponer que el creciente papel de las tecnologías digitales en el lugar de trabajo podría hacer que nuestro trabajo pareciera más mecánico y menos humano. Sin embargo, la transformación digital está remodelando nuestra relación con el trabajo de manera que la hace más significativa e inherentemente humana. El poder de las herramientas digitales permite reconfigurar el trabajo que pone a las personas en el centro. No estamos hablando solo de comodidad o eficiencia, aunque son beneficios innegables, sino de un cambio más profundo y fundamental que nos permita conectar de manera significativa con nuestro trabajo y entre nosotros. Las empresas adoptan cada vez más este cambio y van más allá de las simples métricas de productividad para considerar el bienestar de los empleados como un indicador de desempeño fundamental.
La colisión de las políticas laborales de avance de la IA y posteriores a la pandemia ha creado un punto de inflexión urgente en la forma en que construimos y mantenemos las conexiones laborales. Mientras las principales empresas luchan con mandatos de regreso al cargo y otros adoptan el trabajo remoto permanente, los líderes se enfrentan a un desafío fundamental: cómo fomentar una conexión humana genuina en un lugar de trabajo cada vez más digital. Lo que está en juego va más allá de las métricas de productividad: abordan cuestiones fundamentales como la equidad en el lugar de trabajo, el bienestar de los empleados y la resiliencia organizacional en una era en la que la presencia física ya no es un requisito previo para tener impacto.
La gran paradoja de una fuerza laboral distribuida radica en la distancia física que nos separa, ya que desafía las nociones tradicionales de conexión y, al mismo tiempo, ofrece nuevas vías de interacción significativa a través de las tecnologías emergentes. A pesar de estar muy separados, las nuevas innovaciones pueden cerrar la brecha y hacer que la comunicación y la colaboración parezcan tan reales y atractivas como los encuentros presenciales. Si bien podemos estar distantes físicamente, la tecnología nos permite mantener, e incluso mejorar, nuestras conexiones para preservar la esencia del trabajo en equipo y la camaradería que prosperan en la era digital.
En nuestra búsqueda para nuestro libro El empleo ha muerto y nuestro trabajar asesorando a las organizaciones sobre cómo capitalizar las tecnologías disruptivas para reimaginar el trabajo y hacerlo más atractivo (y más humano) descubrimos algunas formas en las que los líderes pueden aprovechar la tecnología para fomentar la conexión en sus equipos dispersos.
Del trabajo remoto a la distribución total
Mientras muchas organizaciones siguen debatiendo políticas laborales híbridas, algunas empresas están adoptando un enfoque aún más radical: equipos totalmente distribuidos que trabajan dentro de una organización autónoma (DAO) descentralizada. En este modelo, no hay una oficina central ni una jerarquía de gestión tradicional. En cambio, las decisiones se toman mediante contratos inteligentes y un gobierno colectivo. Piense en ello como la diferencia entre una empresa tradicional con una política de trabajo a distancia y una organización nativa digital en la que la geografía es realmente irrelevante.
Empresas como MakerDAO (que gestiona la moneda estable de la DAI) demuestran este modelo en acción. Sus colaboradores abarcan varios continentes y colaboran a través de sistemas de votación basados en cadenas de bloques para tomar decisiones sobre todo, desde la gestión de tesorería hasta el desarrollo de productos. Las empresas tradicionales también están experimentando con estructuras tipo DAO. Por ejemplo, Braintrust, una plataforma de redes de talentos, utiliza un modelo híbrido en el que las operaciones principales se distribuyen entre los contribuyentes globales que son propietarios y gobiernan colectivamente la plataforma.
La distribución total democratiza las oportunidades. Cuando una empresa está totalmente distribuida, puede aprovechar una reserva de talentos global, sin límites geográficos o de la necesidad de traslado. GitLab, por ejemplo, ha adoptado un modelo totalmente distribuido y tiene miembros de equipo en más de 65 países. En los modelos de trabajo totalmente distribuidos, vemos la máxima realización de la promesa del trabajo digital: liberarnos de las limitaciones del tiempo y el lugar para que nos centremos únicamente en lo que producimos y en la forma en que colaboramos. De hecho, en un entorno totalmente distribuido, el trabajo es algo que hace, no un lugar al que vaya.
Cuando democratizamos las oportunidades, desafiamos una paradoja fundamental del trabajo moderno: que la tecnología nos conecta y aísla simultáneamente. Al desmantelar las barreras tradicionales a la participación, no solo permitimos un acceso más amplio, sino que reescribimos el ADN mismo de las relaciones laborales. Este enfoque nos obliga a enfrentarnos a preguntas incómodas: ¿La presencia física es realmente igual a la participación? ¿Pueden los espacios digitales fomentar una autenticidad más profunda que las salas de conferencias? A medida que las organizaciones amplían el acceso en los ámbitos físico y digital, revelan que la conexión genuina no proviene del espacio compartido, sino de un propósito compartido y de la igualdad de voz. Esta comprensión transforma el trabajo remoto de una mera solución logística a un poderoso catalizador para reimaginar la forma en que los humanos crean vínculos significativos en un mundo cada vez más sin fronteras.
Colaboración en el metaverso
A medida que el concepto del metaverso va y viene en los principales medios de comunicación, la idea de un espacio colectivo, virtual y compartido sigue siendo muy interesante para los trabajadores de todo el mundo. Varias empresas están experimentando con plataformas del metaverso para celebrar reuniones, intercambiar ideas e incluso organizar eventos corporativos. Según un informe de PwC, la realidad virtual y la realidad aumentada podrían añadir hasta 1,79 billones de dólares a la economía mundial de aquí a 2030, gran parte de lo cual se logrará mediante la mejora de los modos de colaboración y las actividades relacionadas con el trabajo.
La ventaja aquí es la mejora del bienestar y la eficiencia que se obtiene de un entorno de trabajo más atractivo y menos monótono. El metaverso ofrece innumerables oportunidades para simular entornos que pueden impulsar la creatividad y el bienestar al mismo tiempo. Imagínese, por ejemplo, sesiones de lluvia de ideas en playas virtuales, reuniones de equipo en lo alto de picos montañosos simulados o tiempo de concentración individual en serenos jardines virtuales. Las oficinas virtuales como SoWork y Virbela están ampliando estas posibilidades.
El metaverso también permite una forma de interacción social que se ha visto muy limitada en la era del trabajo a distancia. El metaverso podría replicar, e incluso mejorar, los aspectos sociales de una oficina, como una mesa de ping-pong virtual o una cocina digital donde pueda sentarse con sus colegas. Los miembros del equipo con discapacidades, que pueden encontrar limitantes los entornos de oficina tradicionales, pueden participar con más libertad en un entorno virtual adaptado a sus necesidades. Meta, por ejemplo, presentó su Salas de trabajo Horizon a través de la lente de un hombre sin piernas que podía deambular sin miedo por su espacio de oficina virtual e interactuar con sus compañeros de trabajo de formas que no podría en el mundo físico.
Formación de equipos virtuales: crear cohesión en línea
La formación de equipos virtuales se ha convertido en una forma de arte que requiere intención y un conocimiento profundo de la cultura del equipo. El giro hacia el trabajo a distancia ha desafiado a los directivos a replantearse la forma de fomentar la cohesión de los equipos en el panorama digital. Las soluciones innovadoras, como las salas de escape virtuales y los desafíos de equipo en línea, han demostrado su eficacia a la hora de derribar barreras y fomentar el camaradería entre los miembros del equipo cuyas ubicaciones pueden abarcar diferentes zonas horarias. Equipos virtuales pueden superar a sus homólogos en la oficina cuando se gestionan centrándose en crear conexiones interpersonales sólidas, lo que subraya el potencial de las actividades de formación de equipos en línea bien seleccionadas para mejorar la productividad y la satisfacción laboral.
Empresas como Zapier y Buffer han establecido puntos de referencia en la formación de equipos virtuales al integrar pausas virtuales para tomar café de forma regular, en las que los miembros del equipo pueden reunirse de forma informal para hablar de temas no relacionados con el trabajo, y retiros a distancia, en los que los miembros del equipo se reúnen en diferentes partes del mundo para trabajar y crear lazos afectivos. Estas prácticas ayudan no solo a mantener el sentido de pertenencia y comunidad, sino también a fomentar una cultura de apertura y confianza. Un informe de Revisión de la gestión del MIT Sloan lo más destacado la importancia de crear una cultura inclusiva que apoye las conexiones virtuales, lo que sugiere que los equipos con un fuerte sentido de confianza e inclusión muestran niveles más altos de innovación y compromiso. Por lo tanto, al adoptar y adaptar las estrategias de formación de equipos virtuales, las organizaciones pueden crear un entorno de trabajo coherente y dinámico que trascienda los límites físicos.
Interacciones fortuitas: diseñar el azar en un mundo estructurado
Las interacciones fortuitas, esos encuentros fortuitos que impulsan la creatividad y la innovación, han demostrado que conducen a una mayor conexión y creatividad y, sin duda, son una de las mayores pérdidas de los equipos dispersos.
Algunas empresas con visión de futuro están diseñando estos momentos de casualidad con intención e ingenio. Google, por ejemplo, diseñó sus espacios de oficinas para maximizar «colisiones casuales» entre el personal, una estrategia basada en la creencia de que las ideas más innovadoras suelen surgir de interacciones aleatorias y no planificadas. Microsoft está creando ahora esa misma consideración en su plataforma Azure para impulsar la casualidad virtual. Plataformas como Donut, una aplicación integrada en Slack, empareja aleatoriamente a los empleados para charlar de café virtuales, imitando las conversaciones en un enfriador de agua.
Estas herramientas digitales cierran la brecha entre los miembros de los equipos remotos para adquirir un sentido de comunidad y pertenencia que es fundamental para la creatividad colaborativa. Al crear intencionalmente espacios y oportunidades para encuentros fortuitos, los líderes pueden cultivar una cultura en la que la innovación florezca, incluso en los entornos más estructurados, lo que demuestra que siempre hay espacio para que lo inesperado genere brillantez.
Nuestra humanidad digital en acción
Es fácil suponer que el creciente papel de las tecnologías digitales en el lugar de trabajo podría hacer que nuestro trabajo pareciera más mecánico y menos humano. Sin embargo, la transformación digital está remodelando nuestra relación con el trabajo de manera que la hace más significativa e inherentemente humana.
El poder de las herramientas digitales permite reconfigurar el trabajo que pone a las personas en el centro. No estamos hablando solo de comodidad o eficiencia, aunque son beneficios innegables, sino de un cambio más profundo y fundamental que nos permita conectar de manera significativa con nuestro trabajo y entre nosotros. Las empresas adoptan cada vez más este cambio y van más allá de las simples métricas de productividad para considerar el bienestar de los empleados como un indicador de desempeño fundamental.
El futuro del trabajo es digital y maravillosamente humano. Es un futuro que comprenda la importancia tanto del bienestar individual como del progreso colectivo, impulsado por las tecnologías que mejoran nuestras capacidades humanas. Y es un futuro que ya estamos empezando a vivir hoy.
A medida que avanzamos en este viaje hacia la era digital, no perdamos de vista lo que es realmente importante: crear espacios de trabajo, ya sean físicos o virtuales, que nos permitan conectarnos más plenamente de manera que generen la riqueza de lo que nos hace humanos. Centrémonos en lo que realmente importa: crear entornos de trabajo que cultiven conexiones más profundas y abarquen todo el espectro de nuestra humanidad. Estos espacios no solo deberían facilitar nuestro trabajo sino también enriquecer nuestras vidas, recordándonos que el verdadero progreso se logra al liberar nuestro potencial colectivo.
Esto es una adaptación de El empleo ha muerto: cómo las tecnologías disruptivas están revolucionando nuestra forma de trabajar (Harvard Business Review Press, 2025).
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