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Liderazgo

No necesita ser «el jefe» para ser líder

por Matt Mayberry

No necesita ser «el jefe» para ser líder

Para convertirnos en una persona influyente en el trabajo, a menudo nos dicen que debemos ascender en las filas o conseguir una serie de credenciales sofisticadas. Pero este es un gran idea errónea.

La mayoría de las personas no se identifican como «líderes» a menos que esté escrito en su función, a pesar de que el liderazgo es una habilidad, no un título. A lo largo de los años, gracias a mi trabajo como consultor de liderazgo trabajando en trincheras con empresas de casi todos los sectores, he visto a cientos de profesionales que inician su carrera y colaboradores individuales proyectar más influencia que sus propios directivos. Los mejores líderes no esperan a que un ascenso dé un paso adelante. Empiezan a practicar mucho antes de esa fecha.

En estado puro, el liderazgo en el trabajo es la capacidad y el deseo de aceptar la responsabilidad de su carrera. Implica tener una visión que beneficie no solo a usted, sino también a su organización y a sus colegas. Los líderes son hábiles para influir en los demás para que crean en esa visión y conseguir seguidores que les ayuden a tener un impacto.

Convertirse en un líder influyente comienza con un cambio de perspectiva y forma de pensar. Si bien es natural pensar primero en sí mismo (analizando lo que obtendrá de una circunstancia, trabajo o relación), los líderes fuertes saben que su nivel de éxito es directamente proporcional al valor que añaden a su equipo u organización y al número de personas a las que impactan como resultado.

Puede que todavía no sea entrenador, pero hay tres medidas que puede tomar para perfeccionar sus habilidades de liderazgo ahora mismo y convertirse en un miembro muy respetado e influyente del equipo.

1) Dedique tiempo al crecimiento diario.

Probablemente haya escuchado la famosa analogía: debe ayudarse a sí mismo antes de poder ayudar a los demás. En nuestros esfuerzos por tener más influencia en el lugar de trabajo, se aplica este principio. No podemos aportar lo que nos falta.

Por eso es importante comprometerse y dedicarse hora para el crecimiento diario. Cuando mejoramos nuestras habilidades y nos convertimos en una versión un poco mejor de nosotros mismos que el día anterior, iniciamos el proceso de ser más valiosos en términos de lo que podemos ofrecer y del nivel de impacto que podemos generar.

Dicho esto, el mero hecho de mejorar en cualquier área no garantiza que se traduzca en su trabajo o influya en los demás. Un enfoque más práctico consiste en buscar un mentor o un líder respetado en su organización y pedirle consejo. ¿Cómo llegaron a donde están? ¿Cuáles son las competencias y habilidades no negociables que tuvieron que adoptar para alcanzar su nivel de éxito?

Por ejemplo, tal vez su organización valore a los líderes que pueden respaldar sus ideas con datos concretos y conocimientos. Tal vez su organización valore a los líderes que proyectan empatía, curiosidad y compasión. O tal vez su organización valora a los líderes que pueden producir resultados rápidos. Sea lo que sea, tome nota y priorice el perfeccionamiento de esas habilidades a diario.

Más allá de esto, busque oportunidades de aprender fuera del trabajo. Áreas de estudio relacionadas con la psicología humana: ¿Qué motiva a los demás? ¿Qué habilidades necesitan los entrenadores eficaces? ¿Cómo hace que alguien se sienta psicológicamente seguro? Son competencias que todo gran líder debe poseer.

2) Descubra y aproveche sus puntos fuertes personales.

Los aspirantes a líderes suelen creer erróneamente que deberían dedicar la mayor parte del tiempo a intentar mejorar sus puntos débiles. Si bien todos tenemosáreas en las que podemos mejorar, cuando se trata de generar influencia, su ventaja consistirá en descubrir sus puntos fuertes y utilizarlos lo mejor que pueda. Investigación indica que centrarse en las debilidades y desarrollarlas disminuye la energía, la productividad y la motivación de los empleados. Desarrollar los puntos fuertes, por otro lado, mejora el rendimiento, la productividad y la confianza en sí mismos de los empleados, al tiempo que aumenta el compromiso y reduce la rotación.

Si no está seguro de cuáles son sus puntos fuertes, empiece por hacerse algunas preguntas sencillas: ¿Qué tareas del trabajo le parecen más energizantes y naturales? ¿En qué proyectos sobresale y disfruta? ¿Cuándo fue la última vez que lo elogiaron por su contribución? ¿Cuándo fue la última vez que sintió que su trabajo tuvo un impacto del que se sintió orgulloso?

Sus puntos fuertes, antecedentes personales e intereses son los que lo hacen único y lo diferencian. Nadie le puede quitar esas cosas. Una vez que descubra sus puntos fuertes, empiece a pensar en tareas o proyectos que pueda emprender resaltarlos.

Por ejemplo, tal vez descubra que es especialmente hábil diseñando y haciendo presentaciones debido a su personalidad extrovertida y su fuerte ojo visual. Puede poner en práctica esta habilidad uniéndose a un comité de empleados o grupo de recursos que le interese y ofreciéndose a hacer una presentación en una de las reuniones. O tal vez descubra que es más introvertido y no le gusta hablar en público, pero que es excelente analizando los datos y utilizándolos para respaldar sus ideas y argumentos. ¿Hay alguna forma de identificar los patrones, recopilar datos y formular hipótesis sobre cómo solucionar un problema existente en su empresa? Podría estar relacionado con un proyecto o prioridad específicos de su equipo.

Si demuestra sus puntos fuertes de forma constante, sus colegas (sus compañeros, su jefe e incluso el jefe de su jefe) inevitablemente se darán cuenta y comenzarán a verlo como alguien que añade valor a su trabajo. Cuando se gana su confianza, aumenta su capacidad de influir en ellos. Esto le resultará increíblemente útil con el tiempo: cuando quiera presentar una nueva idea, contribuir a un gran proyecto o incluso levantar la mano para un ascenso. Como líder emergente, está sentando las bases para sí mismo al demostrar a la gente que tiene una perspectiva en la que vale la pena invertir.

3) Mejore su capacidad de conectarse con la gente.

Mucha gente piensa que todos los líderes tienen que ser oradores públicos con talento natural. Pero esta es otra idea errónea. En lo que respecta al liderazgo, establecer conexiones genuinas es más ventajoso, y cualquiera (introvertidos, ambivertidos o extrovertidos) puede aprender a hacerlo. Todo se reduce a la forma en que nos comunicamos, más que a lo que comunicamos.

Piénselo de esta manera: ¿Cuántas veces le ha impresionado alguien que pueda articular sus ideas de una manera clara y significativa? ¿O alguien que comunicó su idea con empatía y compasión? Comunicarse de una manera que los demás parezcan accesibles y con los que puedan identificarse aumentará, en última instancia, su capacidad de influencia.

Puede practicar esta habilidad siendo intencional en sus interacciones con los demás. Tenga en cuenta estos tres factores:

Vulnerabilidad: Mostrar la vulnerabilidad ayuda a desmantelar las barreras que las personas construyen de forma natural cuando se comunican con alguien nuevo o en un entorno profesional. Una vez que rompa esas barreras, será más fácil para ellos recibir su mensaje. ¿Cómo puede ser vulnerable? Cada uno de nosotros tiene un conjunto único de experiencias, desafíos y fracasos por los que hemos pasado. Abrir y siendo honesto acerca de lo que le pasa cuando se presenta la oportunidad adecuada ayudará a los demás a identificarse con usted. Eso se llama ser vulnerable.

Por ejemplo, un líder con el que trabajo actualmente se empeña en empezar casi todas las reuniones del equipo admitiendo un área en la que puede que se haya quedado corto y lo que hará de manera diferente en el futuro para evitar cometer el mismo error. El simple hecho de que admita sus defectos, en lugar de culpar, envía un poderoso mensaje al resto del equipo. Su capacidad de conectarse con otras personas durante el resto de la reunión aumenta exponencialmente debido a su deseo de mostrar vulnerabilidad.

Autenticidad: En un mundo en el que todo el mundo trata de impresionar a los demás y proyectar una imagen que no refleja quiénes son realmente, destaca la autenticidad radical. Sea usted mismo. ¿Qué aspecto tiene esto? Predicar con el ejemplo e ir primero, en lugar de seguir a la manada, siempre es un buen punto de partida. Una cosa es saber el curso de acción correcto, pero otra completamente diferente no solo saber el camino a seguir, sino también liderar el camino a seguir. Dedicar unos minutos a conversar con sus colegas para compartir algo que le entusiasme actualmente o un sueño o una meta que tenga para el año que viene también puede ayudar a fomentar una mayor autenticidad. Es importante establecer límites para evitar compartir demasiado, pero comunicar más sobre lo que es importante para usted y pedir a los demás que hagan lo mismo puede ser un mecanismo poderoso para impulsar interacciones auténticas.

Empatía: Cada persona que conocemos está librando una batalla de la que no sabemos nada. Ya se trate de una interacción individual con un compañero de trabajo, de una reunión de equipo o incluso de una pequeña charla durante una pausa para comer con un amigo, tenga en cuenta que todos nos enfrentamos a algún tema o problema que nos está carcomiendo. Este es el mejor consejo que he recibido sobre la importancia de la empatía y cómo practicarla a diario. Cuando recordamos esto durante cada interacción, especialmente si alguien comete un error, cambia por completo la forma en que reaccionamos en una situación determinada. En otras palabras, estar dispuesto a dar a la gente el beneficio de la duda.

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Ser un líder influyente no tiene nada que ver con su título ni con su posición en la organización.

Cuanto más pueda añadir valor e influir en los demás, mejor será su trayectoria profesional, al igual que el impacto que tenga. Comprometerse con el crecimiento personal, aprovechar sus habilidades únicas y conectar con los demás a un nivel más profundo le ayudarán a llegar a donde quiere ir.