Cuándo - y cómo - mantener una cara de póquer en el trabajo
por Melody Wilding

Jude, director de Operaciones de una empresa de banca digital, era el tipo de líder que todo el mundo adoraba. Amable y acogedor, tenía un don para conectar con los demás e inspirar confianza a su equipo. Pero como persona emocional (o lo que yo llamo un luchador sensible), Jude llevaba a menudo su corazón en la manga. Le resultaba difícil ocultar sus emociones en momentos inoportunos, y sus expresiones faciales a menudo delataban sus verdaderos sentimientos , aunque no le sirvieran ni a él ni a los demás.
Jude me habló una vez de una reunión con un cliente especialmente tensa en la que sus emociones y su naturaleza bondadosa sacaron lo mejor de él. Como COO, Jude había sido llamado para intervenir después de que se produjeran una serie de conflictos entre el cliente y el equipo de primera línea de Jude.
Cuando Jude empezó a presentar un plan para encarrilar de nuevo el proyecto, el cliente le interrumpió y le acribilló con una letanía de preocupaciones y quejas. Jude intentó seguir siendo diplomático y proyectar autoridad, pero su voz empezó a temblar, sus ojos recorrían la sala y le costaba dar con respuestas y réplicas contundentes. Jude se sintió avergonzado por haber perdido la calma y se dio cuenta de que, como líder, inevitablemente se encontraría en el futuro con situaciones que le exigirían mantener una cara de póquer.
Como coach ejecutivo de profesionales muy sensibles, he sido testigo directo de cómo la perceptividad y la sintonía de un líder con los demás pueden reavivar la moral, inspirar confianza y crear un ambiente de trabajo positivo. Al fin y al cabo, las emociones son sin duda una importante herramienta de liderazgo. La alegría, el entusiasmo y la excitación pueden conducir a una mayor motivación, mientras que la camaradería y la conexión pueden impulsar la colaboración.
Pero estos mismos profesionales de sentimientos profundos me preguntan a menudo: “¿Cómo puedo mantener una cara de póquer?”. Los líderes más hábiles reconocen que, aunque la mayor parte del tiempo puede ser beneficioso exponer sus sentimientos, hay ciertas situaciones en las que dar rienda suelta a sus emociones crudas y sin filtrar puede resultar contraproducente, como Jude comprobó de primera mano. Ya sea durante una reunión en la que hay mucho en juego, una revisión del rendimiento o cualquier otro encuentro en el lugar de trabajo, controlar consciente y cuidadosamente cómo expresa sus reacciones puede ser un gran reto.
Mantener una cara de póquer no significa necesariamente reprimir sus sentimientos o ser deshonesto. Simplemente significa practicar la regulación de las emociones siendo consciente de sus expresiones faciales y su lenguaje corporal y utilizándolos de forma estratégica. He aquí cómo hacerlo.
Seleccione sabiamente las situaciones.
Una cara de póquer no sirve para todas las situaciones, ni debe ser una forma constante de comunicarse. Ocultar demasiado y con demasiada frecuencia puede hacerle parecer menos digno de confianza, competente y simpático. A menudo, en el liderazgo, su equipo, sus colegas y sus clientes necesitan ver cómo reacciona usted para sentirse psicológicamente seguros y para fundamentar sus propias decisiones. Entonces, ¿cómo decidir cuándo poner cara de póquer? Pregúntese:
- ¿Cómo ayudará o dificultará mis objetivos expresar mis emociones? Si está intentando establecer relaciones y compenetrarse, poner cara de póquer puede parecer poco sincero o desinteresado, mientras que si está negociando, puede ser ventajoso para proteger su posición.
- ¿Cuál es mi papel en la interacción? Por ejemplo, si está dirigiendo una reunión, puede que quiera mostrar más confianza y asertividad, mientras que si es un participante, puede que quiera mostrar más apertura y receptividad.
- ¿Hasta qué punto es apropiado que muestre vulnerabilidad en este contexto? Considere si la situación requiere un enfoque más precavido o si es apropiado mostrarse más abierto, junto con su estilo personal y lo que le parece más auténtico.
- ¿Cuáles son las normas de la gente o de la organización con la que me estoy comunicando? Las distintas culturas y grupos tienen expectativas diferentes en torno a la expresión de las emociones. Ajuste su comportamiento en consecuencia.
Identifique sus tells.
En el juego del póquer, un “tell” es un ligero cambio en el comportamiento que puede delatar si tiene una buena mano o una mala. Identificar sus indicios -las señales físicas o de comportamiento que delatan sus emociones o intenciones- puede ser útil para ayudarle a controlar su respuesta y mantener una cara de póquer en las situaciones adecuadas.
A medida que interactúe con la gente a lo largo del día, obsérvese en diferentes contextos. Tome nota de cualquier patrón que surja cuando está tranquilo frente a cuando se siente nervioso, preocupado, enfadado o estresado. Tal vez se pase los dedos por el pelo, se balancee o se balancee en su silla, o evite el contacto visual. Un rasgo que llevo mucho tiempo intentando frenar es mi tendencia a morderme o arrancarme las uñas cuando siento que estoy bajo presión.
Si es posible, grábese en diferentes situaciones y revise las imágenes para buscar indicios. También puede pedir a un mentor o colega de confianza que le refleje patrones que haya visto y de los que usted no sea consciente.
Sea consciente de su lenguaje corporal.
Cuando decida utilizar una cara de póquer, no querrá parecer una estatua fría y estoica. Tendrá más éxito si sus expresiones faciales mantienen un toque de calidez. Respire lenta y profundamente unas cuantas veces para calmar sus emociones e imagine que libera toda la tensión de su rostro. Eso podría incluir aflojar la mandíbula y alejar la lengua del paladar. Intente también suavizar la mirada. Si se siente tenso o ansioso, puede que sin darse cuenta entrecierre los ojos o mire fijamente algo, así que intente centrarse en un punto en la distancia para relajar los músculos de los ojos.
Mantener una cara de póquer implica cuidar su tono de voz. Hable bajo y despacio. Reduzca el ritmo de su discurso, que puede acelerarse si está enfadado o temeroso. Hable desde el diafragma (la parte inferior del abdomen) para producir una voz más profunda y resonante. Encuentre frases neutras que hagan avanzar la conversación pero que no delaten su posición, como “eso es interesante” o “ayúdeme a entender…”
Interrumpa su erupción interior.
Cuanto mejor sepa autorregularse, más fácil le resultará expresar sus emociones de un modo del que se sienta orgulloso. Puede practicar responder, no reaccionar, con herramientas sencillas para calmar su sistema nervioso:
- Técnicas de enraizamiento: Cuente hacia atrás desde 100, identifique cinco cosas de la habitación que sean de un color determinado o apriete y suelte los músculos.
- Visualización: Imagine una escena tranquila y calmante, como una playa o un bosque, e intente imaginarse en ese entorno.
- Exposición al frío: Sujete un vaso de agua helada, chupe un cubito de hielo o salpíquese la cara con agua fría.
Recuerde, tener cara de póquer no significa reprimir sus emociones o ser robótico. Se trata de ser consciente de sus expresiones faciales y de su lenguaje corporal para comunicarse con eficacia y alcanzar sus objetivos. Confíe en su capacidad para mantenerse frío, tranquilo y sereno sin importar los retos que se le presenten.
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