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Psicología

La psicología detrás de por qué amamos (u odiamos) el terror

por Haiyang Yang, Kuangjie Zhang

La psicología detrás de por qué amamos (u odiamos) el terror

A algunas personas les ENCANTA consumir terror. De series populares como American Horror Story y Los muertos vivientes a los parques temáticos embrujados y a las aterradoras novelas de Steven King, nos encantan todo tipo de experiencias aterradoras.

Al mismo tiempo, el miedo no es exactamente una emoción positiva. Tumbado en la cama y dándose un atracón Eso y Es el capítulo dos, temblando a medida que la oscuridad se apodera de nosotros, no es una sensación que podamos describir como agradable. Entonces, ¿qué tiene el terror que atrae tanto a los humanos? Además, ¿por qué algunos de nosotros estamos dispuestos a gastar el dinero que tanto nos costó ganar en un susto, mientras que otros hacen todo lo posible para evitarlo?

Estas son las preguntas que nos llevaron a investigar la floreciente industria mundial del terror. ¿Qué mejor momento para compartir nuestras conclusiones que ahora, la época más espeluznante del año?

¿Por qué consumimos terror en primer lugar?

Una de las razones por las que consumimos terror es para sentirnos estimulados. Exposición a actos aterradores, o incluso a anticipación de esos actos, puede estimularnos —tanto mental como físicamente— de formas opuestas: de forma negativa (en forma de miedo o ansiedad) o positiva (en forma de emoción o alegría). Por ejemplo, ver un vídeo de terror simultáneamente activa ambos tipos de estimulación, y el mayor placer se experimenta en el momento más aterrador. La bioquímica de nuestro cuerpo también cambia cuando consumimos terror. El susto puede provocar la liberación de adrenalina, lo que provoca un aumento de las sensaciones y un aumento de energía.

Otra razón por la que buscamos el terror es para adquirir experiencias novedosas. Las películas de terror apocalípticas, por ejemplo, nos permiten vivir realidades alternativas, desde brotes de zombis hasta infestaciones alienígenas. Algunas experiencias novedosas pueden incluso contribuir a nuestra sensación de logro, como visitar una famosa casa embrujada. Ser aventureros de esta manera nos hace sentir más mundanos o atrevidos (sin mencionar que nos otorga el derecho a presumir).

Por último, el arrastre del terror puede ayudarnos (de forma segura) a satisfacer nuestra curiosidad por el lado oscuro de la psique humana. Después de todo, en la vida real, puede que no tengamos la oportunidad de conocer a un Hannibal Lecter o deambular por las calles durante La purga. Como especie intrínsecamente curiosa, a muchos de nosotros nos fascina lo que es capaz de hacer nuestra especie. Observar historias en las que los actores deben enfrentarse a las peores partes de sí mismos sirve como un estudio de pseudopersonajes de las partes más oscuras de la condición humana. 

¿Cuándo podemos obtener placer consumiendo terror?

Las investigaciones sugieren que debemos poseer un» psicológico marco protector» para poder obtener placer de estar horrorizado. Hay tres categorías diferentes de marcos de este tipo.

  1. Tenemos que creer que estamos físicamente seguros, un marco de seguridad. Por ejemplo, aunque la entidad malvada de una película puede estar cometiendo actos terroríficos delante de nuestros ojos, podemos disfrutar del horror siempre y cuando creamos que la entidad malvada está físicamente lejos de nosotros y, por lo tanto, no puede hacernos daño. Sin embargo, si empezamos a creer que la entidad malvada sale de la pantalla para hacernos daño, la experiencia ya no será divertida.

  2. La segunda categoría de marco de protección implica desapego — si podemos separarnos psicológicamente de una experiencia de terror. Cuando vemos a un asesino psicótico persiguiendo a una víctima ensangrentada en una película, podemos activar el desapego psicológico recordándonos que solo son actores, y lo que ocurre en la pantalla es una gran actuación.

  3. La tercera categoría de marcos de protección implica nuestra confianza a la hora de controlar y gestionar los peligros a los que nos enfrentamos. Si visitamos una casa encantada, por ejemplo, y un zombi de aspecto realista y sediento de sangre nos ataca, aún podemos disfrutar del encuentro si tenemos confianza en superar el peligro. («¡Podemos correr más rápido que ese zombi lento!»)

Investigar sugiere que la ausencia de alguno de estos marcos de protección psicológica en el momento reduce la preferencia por el consumo de terror, lo que podría explicar por qué algunas personas se mantienen alejadas de películas, libros o eventos espeluznantes.

¿A quién le gusta más el terror? 

Hay diferencias individuales notables en cuanto a cuánto nos atrae consumir terror.

Algunas investigaciones indican que las personas con una mayor en busca de sensaciones rasgo (es decir, una mayor necesidad de experimentar emoción y emoción) tienden a buscar y disfrutar más de las experiencias relacionadas con el terror. Las personas con un rasgo de búsqueda de sensaciones más bajo pueden encontrar esas experiencias desagradables y evitarlas. En relación con esto, el rasgo de apertura a la experiencia (o la necesidad de dedicarse a actividades imaginativas) también es un indicador del consumo de terror: un rasgo de mayor apertura a la experiencia se asocia con una mayor afinidad por el terror.

Además, las diferencias individuales en empatía se asocian con el disfrute del terror. Los que no son tan empáticos pueden disfrutar más del terror. Esto se debe a que quienes tienen un nivel más alto de empatía tienden a tener una opinión más negativa ante las situaciones de angustia que sufren otras personas, como las personas que son atormentadas por un asesino astuto en una película.

El género y la edad también parecen importar. Una encuesta descubrió que, de media, los jóvenes tienden a sentirse más atraídos por este género aterrador; los hombres tienen más probabilidades de ser fanáticos del terror que las mujeres; y a las mujeres contra los hombres les pueden gustar diferentes aspectos de una experiencia de terror. Es decir, las mujeres pueden disfrutar más de una película de terror cuando ofrece un final feliz (por ejemplo, la entidad malvada acaba destruida), mientras que los hombres pueden disfrutar más de una película de terror cuando está repleta de actos intensamente aterradores.

Por último, mediante nuestra investigación — que analizó los datos de taquilla de películas de 82 países — descubrimos que la preferencia por consumir terror puede variar según las etapas del desarrollo económico. Descubrimos que las personas de países con un PIB per cápita más alto consumían películas de terror en mayor medida, pero no se observó el mismo patrón en otros géneros cinematográficos, como el romance. Los resultados de nuestra posterior estudia sugieren que este patrón se produjo porque la falta de recursos financieros puede degradar el marco de protección psicológica necesario para disfrutar del terror.

¿Consumir terror tiene algún beneficio?

Más allá del placer que nos brinda el entretenimiento aterrador, consumir terror puede reportar algunos beneficios ocultos:

Catalizador para enamorarse: Las investigaciones sugieren que consumir terror (por ejemplo, ver una película de terror, visitar un parque temático de terror) junto con una cita puede facilitar sentimientos de romance. ¿Por qué? La experiencia conjunta del terror (como un corazón que late sin parar evocado por escenas de miedo) puede aumentar la emoción que sentimos el uno por el otro.

Conducto para la creación de vínculos sociales: Consumir terror en grupo es una buena manera de crear lazos y conectar con nuestros amigos y familiares. Las investigaciones sugieren que ese vínculo está vinculado a oxitocina, que se publica a menudo cuando estamos en situaciones aterradoras. Esta hormona facilita la sensación de cercanía y afinidad entre los miembros del grupo. (Tal vez, es hora de ponerlo a prueba con una noche de terror con sus compañeros de equipo).

Relajación posterior al terror: Si bien nos sentimos muy estimulados durante una experiencia de terror, llega una sensación de alivio tras una conclusión positiva de la experiencia (por ejemplo, la entidad malvada es aniquilada), lo que provoca la liberación de endorfinas en nuestro cerebro. Este grupo de péptidos puede hacer que nos sintamos relajados y refrescados.

Entender la psicología del consumo de terror nos permite disfrutar más del género. Como mínimo, deberíamos preparar nuestro «marco de protección» psicológico antes de sumergirnos en todo el horror.

¡Feliz Halloween!