¿Debería su empresa crear un ecosistema abierto o cerrado?
por Carmelo Cennamo, Feng Zhu

La mayoría de las empresas, en un momento u otro, tienen que decidir en qué tipo de ecosistema quieren construir u operar. Piense en una cafetera como la Keurig. ¿Debería suministrar todos los módulos para sus máquinas (un ecosistema cerrado) o debería permitir que terceros los proporcionaran (un ecosistema abierto)? Del mismo modo, los fabricantes de vehículos eléctricos como Tesla se enfrentan a la decisión de hacer que sus estaciones de carga sean exclusivas para sus propios coches o estén disponibles para la competencia.
Las empresas digitales, en particular, suelen enfrentarse a este dilema y sus experiencias ofrecen valiosas lecciones. En ese contexto, el éxito de los ecosistemas abiertos frente a los sistemas cerrados y propietarios —ilustrado con historias como Windows contra Mac, Wikipedia contra la Enciclopedia Británica y Apache Web Server contra servidores propietarios— alienta a muchas empresas a adoptar la apertura.
Sin embargo, también hay casos destacados (aunque se citan con menos frecuencia) en los que los ecosistemas abiertos no cumplieron sus promesas. Linux, un sistema operativo de código abierto más abierto que Windows, solo ha conseguido una pequeña cuota de mercado en el sector de los ordenadores de sobremesa. Le fue bien en el mercado de servidores, pero no ofrece una interfaz de usuario intuitiva ni una experiencia de usuario perfecta que pueda resultar atractiva para la gran mayoría del mercado. En concreto, los incentivos no estaban ahí para desafiar realmente a Windows/Mac. O piense en cómo Atari, que alguna vez fue un nombre fundamental en la historia de los videojuegos, fracasó debido a una apertura excesiva y su mercado de juegos se inundó de juegos de mala calidad que erosionaron la confianza de los consumidores.
Estamos siendo testigos de una nueva generación de tecnologías que se enfrentan a la misma cuestión fundamental: los modelos lingüísticos grandes (LLM), la realidad extendida (XR) y la computación cuántica, por nombrar algunas. Además de estas tecnologías emergentes, los reguladores también se preguntan cómo garantizar que los ecosistemas relacionados permanezcan lo más abiertos posible. Su principal preocupación es que las grandes empresas de tecnología existentes puedan dominar pronto estos espacios y dictar las nuevas «reglas del juego» para las empresas y los usuarios que necesitan utilizar estas tecnologías. Pero la pregunta sigue siendo: ¿qué tan abiertos deben estar estos ecosistemas?
Si bien los detalles varían según los sectores y las empresas, nuestra investigación indica que un enfoque eficaz de la apertura de los ecosistemas debe seguir cuatro principios clave.
Adoptar el espectro de ecosistemas abiertos-cerrados
La decisión de buscar un ecosistema abierto o cerrado no es realmente una cuestión binaria, sino de colocar a su empresa en un espectro. Todos los ecosistemas muestran cierto grado de «apertura»; el alcance solo varía. En muchos ecosistemas digitales, la apertura se caracteriza por un sistema que da acceso a actores de terceros para desarrollar productos complementarios: proporciona API, kits de desarrollo de software y documentación. Por ejemplo, Apple mantiene el control sobre su sistema operativo iOS y dispositivos como iPhones y iPads, pero permite el desarrollo externo de aplicaciones.
Una mayor apertura a menudo implica ceder el control de la plataforma a una comunidad de desarrolladores, como suele ocurrir en proyectos de código abierto como Android, Chromium, Linux y Apache. Estas comunidades, moldeadas por normas e intereses no pecuniarios, pueden cooperar más que el propietario de una sola plataforma. Android, por ejemplo, no solo permite el acceso a su código fuente, sino que también permite la distribución del software a través de varios canales, a diferencia del iOS de Apple, que exige que todo el software se distribuya a través de la App Store de Apple.
Un solo ecosistema también puede soportar diferentes niveles de apertura. Por ejemplo, aunque Android suele considerarse un proyecto de código abierto, hay diferentes niveles de apertura para las diferentes implementaciones de Android. El Proyecto de Código Abierto de Android (AOSP), que es el conjunto fundamental de códigos fuente disponibles al público, es el nivel más abierto y no requiere el permiso de Google ni de ninguna otra parte. Luego, hay una versión de Android que se utiliza en los propios dispositivos de Google, como Pixel, que viene con los servicios móviles de Google (GMS), como Google Search, Google Play, YouTube, Google Maps, etc. Por último, los fabricantes de equipos originales (OEM), como Samsung, OPPO y VIVO, suelen llevar implementaciones de Android personalizadas en sus propios dispositivos, que se basan en AOSP y pueden tener o no el GMS preinstalado.
En realidad, la mayoría de los sistemas digitales no encajan perfectamente en las categorías de completamente abiertos o cerrados, sino que funcionan en un espectro. Reconocer y adoptar este espectro es crucial para que las empresas determinen su nivel ideal de apertura. Si bien cada empresa y situación pueden ser diferentes, las empresas deben tener en cuenta las siguientes cuestiones:
- ¿Qué tan abierto puede ser? Entender todo el espectro abierto-cerrado es crucial para garantizar que no pasa por alto ninguna oportunidad. Por ejemplo, Tesla puede decidir si abre sus estaciones de carga a otras personas, si comparte su tecnología de vehículos autónomos y si permite el uso gratuito de sus patentes o propiedades intelectuales. Reconocer qué tan abierto o cerrado puede estar en este espectro e identificar las palancas para ajustar este equilibrio son los primeros pasos para determinar su nivel óptimo de apertura.
- ¿Cómo va a monetizar con los diferentes niveles de apertura? Las empresas que lideran los ecosistemas con un mayor nivel de apertura tienden a monetizar los servicios principales de forma indirecta, por ejemplo, mediante la publicidad o la oferta de servicios complementarios adicionales o de primera calidad. Por otro lado, las empresas que lideran ecosistemas más cerrados suelen monetizar directamente con los productos o servicios principales del ecosistema cobrando a los usuarios finales por los beneficios directos que reciben de estos productos principales y sus complementos. Las empresas tienen que evaluar si poseen la capacidad de implementar de manera eficaz un modelo de negocio en función del nivel de apertura que hayan elegido.
Equilibrar los beneficios y los costes mediante una gobernanza centralizada
La apertura en los ecosistemas viene con compensaciones. Por un lado, la apertura impulsa la innovación al ofrecer a los usuarios una amplia variedad de opciones y reducir los precios. Por ejemplo, hay más de 24 000 tipos de dispositivos Android producidos por casi 1300 marcas diferentes. Da a los desarrolladores una mayor autonomía en el desarrollo y la distribución de sus productos, reduce los costes de desarrollo y amplía la participación de los usuarios. Plataformas de modelos de grandes lenguajes de código abierto, como Llama 2, han democratizado el acceso a la IA, lo que permite a las pequeñas empresas y a los particulares ajustar sus propios modelos.
Sin embargo, la apertura también presenta riesgos, principalmente debido a la posible pérdida de control. Los ecosistemas abiertos pueden tener dificultades para mantener una dirección unificada, como se ve en las diversas visiones de varios contribuyentes. Este problema puede llevar a la fragmentación, ejemplificado por Blink, un motor de renderizado bifurcado de WebKit en 2013. La fragmentación puede obstaculizar el crecimiento de los mercados de productos complementarios e incluso provocar la caída de un ecosistema, como lo demuestra La experiencia de Atari.
Además, abordar los problemas de calidad en los ecosistemas abiertos puede presentar importantes desafíos. Por ejemplo, Google se enfrenta a la dificultad de implementar parches de seguridad e implementar nuevas funciones en una amplia gama de dispositivos Android. eBay se esfuerza por eliminar las falsificaciones en su mercado, una tarea que es menos difícil para los minoristas en línea, que tienen un control más estricto sobre sus productos. Del mismo modo, a Meta le puede resultar casi imposible eliminar todo el contenido dañino generado por los usuarios en sus plataformas, a diferencia de las firmas de medios como The New York Times o CNN, que ejercen un control más estricto sobre su contenido.
Por último, captar valor en un ecosistema abierto es complejo. En la industria del arte generada por la IA, por ejemplo, si bien Stable Diffusion de código abierto ha impulsado una importante innovación tecnológica, Midjourney de código cerrado ha logrado un mayor éxito financiero. Midjourney, con solo 40 empleados, según se informa, generado más de 200 millones de dólares en ingresos en 2023, mientras que la IA de estabilidad sigue utilizando fondos de su ronda inicial de 100 millones de dólares.
Para mitigar las desventajas y maximizar el valor, los ecosistemas abiertos suelen requerir una gobernanza centralizada. Esta gobernanza puede incluir el establecimiento de normas técnicas, de seguridad y operativas que todos los participantes deben seguir, la implementación de un sistema de permisos para controlar los derechos de acceso y la coordinación de los esfuerzos para fijar la dirección estratégica y los objetivos a largo plazo del ecosistema. Tras el colapso de Atari, Nintendo mejoró su gobierno imponiendo restricciones estrictas a los desarrolladores de terceros para hacer hincapié en la calidad y contribuir a la recuperación del mercado de los videojuegos domésticos.
Además, la gobernanza centralizada ayuda a la coordinación comunitaria y a la preservación de la identidad de los ecosistemas, algo crucial para la resolución de disputas y la toma de decisiones que se alinean con los intereses comunitarios más amplios. Wikipedia, por ejemplo, permite la contribución colaborativa y la edición según políticas editoriales y normas comunitarias estrictas. Los editores y administradores voluntarios hacen cumplir estas normas para mantener la precisión y la fiabilidad del contenido.
Por último, la gobernanza centralizada ayuda a prevenir la fragmentación y los estancamientos y coordina las respuestas a las amenazas externas. Google ha mitigado la fragmentación de Android imponiendo estándares de compatibilidad, como el conjunto de pruebas de compatibilidad de Android, y preparando a los desarrolladores para innovaciones como los dispositivos plegables.
Las empresas deben tener en cuenta las siguientes preguntas para determinar su nivel óptimo de apertura:
- ¿Cuáles son los posibles riesgos y beneficios de hacer que su sistema sea más abierto? Los riesgos y beneficios varían según su contexto específico. Es crucial no subestimar los riesgos para evitar resultados similares a la caída de Atari.
- ¿Cómo implementa una estructura de gobierno centralizada para mitigar estos riesgos sin reducir significativamente su creación de valor? El desafío consiste en lograr el equilibrio adecuado entre mantener un control estricto y fomentar un entorno innovador y colaborativo adaptado a su situación específica.
Diferenciación estratégica a través de diferentes niveles de apertura
Al decidir su estrategia de apertura, es importante reconocer que esta decisión también implica la forma en que diferencia sus ofertas de las de la competencia. Por ejemplo, con el auge del concepto de «metaverso», las principales firmas de tecnología como Meta (Facebook), Microsoft, Apple y Alphabet (Google) han realizado importantes inversiones en XR. La mayoría de los dispositivos XR siguen un conjunto común de estándares conocido como OpenXR. Sin embargo, La Vision Pro anunciada recientemente por Apple es una excepción, ya que es exclusiva del ecosistema de Apple.
Si bien un estándar común generalmente beneficia a los desarrolladores y a los consumidores al aumentar la interoperabilidad multiplataforma, la solución cerrada de Apple ofrece beneficios similares dentro de su propia familia de dispositivos. Esta diversidad podría aumentar las probabilidades de que coexistan varios ecosistemas. La flexibilidad sigue siendo clave, ya que el dinámico panorama empresarial exige que las empresas sean ágiles a la hora de ajustar el nivel de apertura de su ecosistema en respuesta a las cambiantes condiciones del mercado, las exigencias reglamentarias y los avances tecnológicos.
Los nuevos participantes en estos mercados suelen necesitar determinar su nivel de apertura en función de las estrategias de sus competidores. Deberían considerar:
- ¿Un nivel diferente de apertura atraerá a un segmento distinto de usuarios? Los distintos grados de apertura pueden dar lugar a diferentes propuestas de valor. En el mercado de los teléfonos inteligentes, algunos usuarios prefieren Android por su flexibilidad, mientras que otros prefieren el iPhone por su experiencia de usuario perfecta. Si hay un segmento importante de usuarios que podría beneficiarse de un nivel diferente de apertura, las empresas pueden diferenciarse estratégicamente optando por un nivel de apertura único. Esta diferenciación también puede ayudar a reducir la intensidad competitiva.
- ¿Qué tan atrasado está? Cuando ya hay un líder del mercado, un nuevo participante que quiere ponerse al día suele necesitar adoptar un enfoque más abierto para atraer a los socios del ecosistema y acelerar la innovación. Por ejemplo, Firefox, desarrollado por la Fundación Mozilla, ofrecía una alternativa de código abierto para competir con Internet Explorer de Microsoft. Del mismo modo, Meta ha pasado recientemente a ofrecer modelos de grandes lenguajes de código abierto en un intento de competir con ChatGPT de OpenAI.
Educar a los reguladores sobre las compensaciones
El concepto de apertura en los ecosistemas digitales ha llamado la atención considerable de los reguladores de todo el mundo. Por lo tanto, es crucial que las empresas colaboren con los reguladores y articulen claramente las ventajas y desventajas asociadas con el nivel de apertura que han elegido. Los reguladores pueden introducir sesgos involuntariamente en su aplicación. Los ecosistemas suelen crear más valor social cuando son más abiertos, pero a menudo se enfrentan a un mayor escrutinio regulatorio. Por ejemplo, la práctica de Apple de preinstalar sus aplicaciones en los dispositivos iOS rara vez suscita preocupación, mientras que Google ha recibido críticas por prácticas similares en Android, percibidas como un abuso de poder.
Esta postura asimétrica hacia los ecosistemas más abiertos frente a los más cerrados puede deberse en parte a la creencia de algunos reguladores de que cualquier restricción al uso del software de código abierto constituye una violación de la licencia de código abierto o un comportamiento anticompetitivo. Sin embargo, las empresas deben ayudar a los reguladores a entender la necesidad de cierta centralización en sus ecosistemas para garantizar una gobernanza eficaz.
A medida que las empresas desarrollan sus ecosistemas, es importante tener un plan de comunicación con los reguladores que aborde los siguientes aspectos:
- Las compensaciones que está haciendo con el nivel de apertura que ha elegido. Sea transparente en cuanto a su opinión sobre la creación de valor de su ecosistema con su nivel actual de apertura y a la forma en que define la salud de su ecosistema. Explique por qué no eligió ser más abierto.
- La importancia de la estructura de gobierno actual en su ecosistema. Explique por qué esta estructura de gobierno es crucial y analice las posibles consecuencias de no tener esta gobernanza en vigor.
Este intercambio de información puede permitir a los reguladores entender y evaluar mejor la forma en que las acciones de las empresas ayudan a mejorar la salud general del ecosistema.
Al cumplir con estos cuatro principios, las empresas pueden liderar con más éxito la evolución de sus ecosistemas empresariales colaborativos e innovadores.
Divulgación: Google financió este análisis. El profesor Feng Zhu ha prestado servicios de consultoría a Meta y Microsoft. Las opiniones expresadas aquí son únicamente de los autores.
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