PathMBA Vault

Career coaching

Cómo controlar a un narcisista

por Manfred F.R. Kets de Vries

Cómo controlar a un narcisista

may17-10-618612950

George, un alto ejecutivo de un gran proveedor de Internet, participó en uno de mis programas de desarrollo del liderazgo. Aunque era una persona con mucho talento, se le consideraba una molestia dentro del grupo. Tendía a monopolizar la conversación, fuera cual fuera el tema. Todos estaban de acuerdo en que no sabía escuchar. Cada vez que alguien hablaba, se impacientaba rápidamente e intentaba cambiar de tema hacia algo más cercano a sus intereses. Y tenía la costumbre de devaluar el trabajo de los demás mientras exageraba sus propios éxitos. Para los demás participantes estaba bastante claro que George consideraba a la mayoría de la gente muy por debajo de sus estándares. No era de extrañar que a la mayoría del grupo no le cayera bien George y que le resultara muy difícil tratar con él.

A menudo, parece que tener una disposición narcisista - grandiosa, autopromocionadora, más grande que la vida - es un requisito previo para alcanzar los escalones organizativos más altos. Las personas narcisistas pueden ser carismáticas y manipuladoras, lo que les ayuda a salir adelante. Pero aunque su empuje y sus ambiciones pueden ser eficaces para hacer avanzar a las organizaciones, un comportamiento narcisista excesivo puede crear estragos y provocar la desintegración de la organización. Envidiosas como son, las personas narcisistas siempre se esfuerzan por ganar, cueste lo que cueste. Se ven a sí mismas como “especiales” y sólo se relacionan con otras personas “especiales” o de alto estatus.

Además, los individuos narcisistas tienen un fuerte sentido del derecho. Cuando no reciben el trato especial que creen merecer, se vuelven muy impacientes o se enfadan bastante. Dada su mentalidad egoísta, les resulta difícil reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás. La empatía no les sale de forma natural. Como los narcisistas tienen la piel bastante fina, les cuesta manejar las críticas; se sienten heridos muy rápidamente, reaccionan de forma exagerada y se ponen a la defensiva. Aunque puedan dar la impresión de tener una alta autoestima, a menudo ocurre lo contrario. Bajo su exterior confiado, les aqueja un profundo sentimiento de inseguridad. Sus bravuconadas son un esfuerzo heroico para compensar su profunda vulnerabilidad. Tratan la atención positiva como una especie de analgésico.

Todo esto crea desafíos para aquellos que quieran manejar a individuos narcisistas. Para empeorar las cosas, los narcisistas se niegan a reconocer que tienen un problema. ¿Por qué iban a pedir ayuda si se creen mejores que los demás? ¿Cómo pueden aprender de los errores si no pueden admitir que han cometido alguno?

Los psiquiatras han probado muchas formas de intervención con individuos narcisistas. Todas ellas llevan su tiempo. Los rasgos de personalidad no cambian rápidamente, si es que lo hacen. Entonces, ¿qué pueden hacer los directivos? De mi experiencia dirigiendo talleres de liderazgo, he aprendido algunas técnicas que ofrecen resultados prometedores. He aquí mi consejo.

Cree un fuerte sentimiento de cohesión de equipo. Un entorno de grupo hace que la actuación disfuncional sea más perceptible, más controlable, más discutible y, por lo tanto, menos aceptable. La presión de los compañeros empujará al narcisista a adaptarse a las normas del grupo. Por lo tanto, son los compañeros los que asumirán el papel de “ejecutores”, para animar al narcisista a escuchar y empatizar con los demás.

Utilice este equipo fuerte para promover la retroalimentación entre iguales. Para los narcisistas, suele ser menos amenazador recibir retroalimentación de los compañeros, en lugar de una sola persona o líder. Por supuesto, la retroalimentación de muchas personas es más difícil de ignorar que la de una sola persona. Si la dinámica del grupo se facilita de forma eficaz, la visión que el narcisista tiene de sí mismo se revelará, se reflejará, se cuestionará y podrá modificarse.

Cree un espacio seguro y algo lúdico. Éste puede convertirse en un entorno en el que las personas con una disposición narcisista aprendan a desarrollar la confianza, explorar los límites, aceptar la retroalimentación y aumentar la conciencia de sí mismas. En un entorno así, los compañeros del narcisista podrán enfrentarse de forma constructiva al comportamiento problemático y, al mismo tiempo, ofrecer un mínimo de comprensión.

No se enfrente directamente al narcisista. En su lugar, apoye al equipo. Volviendo a George, el facilitador del grupo tuvo mucho cuidado de no enfrentarse a él demasiado enérgicamente cuando actuaba de forma inadecuada en las sesiones de desarrollo del liderazgo del grupo. Cuando era necesario, el facilitador empatizaba con George (mostrándose sorprendido y dolido) como resultado de las confrontaciones con sus compañeros y de los comentarios que éstos le hacían. Al mismo tiempo, el facilitador empoderó a los compañeros de George para que no aceptaran su forma de dominar las conversaciones, para que le interrumpieran cuando se extendía demasiado y, de este modo, para que se diera cuenta de que no siempre necesitaba ser la persona más inteligente de la sala.

Con el paso del tiempo, George aprendió a empatizar con los demás. A medida que practicaba la escucha, aprendía de sus experiencias. Descubrió que las críticas constructivas de los demás podían ser útiles, en lugar de devastadoras para su autoestima. Con el tiempo, George llegó a darse cuenta de lo inapropiado de muchas de sus expectativas y de que el mundo no giraba sólo en torno a él. Empezó a interiorizar algunas de las pautas de comportamiento de los demás, que, según descubrió, eran formas más eficaces de afrontar los retos de la vida.

Por supuesto, tratar con narcisistas siempre será un reto, ya sea en grupo o de otro modo. Algunas de estas personas no podrán tolerar las presiones del grupo. No podrán hacer frente a los comentarios críticos de sus compañeros y puede que decidan abandonar.

Pero la mayor preocupación de un directivo no debería ser perder a su narcisista, sino que sean otros miembros del equipo los que renuncien, cansados de la forma en que hay que atender a los narcisistas. Es difícil lidiar con el sentido del derecho, la falta de empatía y la necesidad de sentirse especial de un narcisista. Pero si puede crear una dinámica de grupo que mantenga a raya esas tendencias y que ayude a desarrollar la autoconciencia de todos los miembros de su equipo, conservará a sus mejores personas y sacará lo mejor del resto.