Cómo fomentar la confianza en el trabajo
por Ann Howell

Hace unos días, me senté al otro lado de la mesa de una clienta —llamémosla Olivia— mientras compartía una experiencia laboral muy común. En una reunión de equipo reciente, Olivia y sus colegas estuvieron haciendo una lluvia de ideas sobre algunas decisiones estratégicas. Sin embargo, Olivia no estaba totalmente de acuerdo con el resultado y tenía una perspectiva diferente a la de sus colegas. Se fue de la reunión desanimada.
Cuando le pregunté qué había pasado cuando expresó su preocupación, murmuró: «La verdad es que no dije nada».
Olivia explicó que quería compartir su opinión, pero se puso en duda y guardó silencio. Le preocupaba que su opinión pudiera parecer demasiado contraria y que pudiera hacer descarrilar la conversación. También sentía que sus puntos de vista no eran tan importantes.
Este es el giro: Olivia no era una empleada nueva. Tenía cinco años sólidos de experiencia laboral en los que confiar.
¿Por qué le preocupaba compartir sus puntos de vista?
A medida que seguíamos hablando, nos dimos cuenta de que Olivia también se sentía así en otras situaciones. He escuchado ejemplos de cuando evitó ser el centro de atención en las grandes reuniones, restó importancia a sus éxitos y matizó sus puntos de vista con declaraciones como: «Puede que me equivoque, pero esto es lo que pienso…»
El patrón de Olivia de evitar ser el centro de atención no era una cuestión de experiencia, sino de confianza. Al permanecer en silencio, Olivia perdía oportunidades de resolver problemas, influir en decisiones importantes y aumentar su credibilidad.
¿Por qué evitamos alzar la voz con confianza?
Olivia no está sola en su lucha. Muchos de nosotros sentimos inseguridad en el trabajo, incluso cuando tenemos mucho valor que añadir.
Investigar demuestra que muchas personas, especialmente las mujeres, tienen problemas de confianza al principio de sus carreras. De hecho, una serie de encuestas recientes indicar que las mujeres tienen menos probabilidades de promocionarse que los hombres. Esto suele poner a las mujeres en desventaja, ya que es menos probable que las contraten o les ofrezcan un salario competitivo.
La falta de confianza puede ser natural cuando es nuevo en un trabajo o no tiene la experiencia adecuada en una situación de alto riesgo. Pero en otros casos, como el de Olivia, la falta de confianza puede deberse a varios factores. Puede deberse a mensajes de la primera infancia, a la falta de representación en su empresa o en los medios de comunicación, a su personalidad, a experiencias anteriores o otras causas.
Lo importante que debe recordar es que la baja confianza no es un defecto inherente y no tiene por qué definirlo. La confianza se puede aprender y practicar. Empieza por ser más consciente de sí mismo, cambiar su forma de pensar y aprender a llevar todo su ser al trabajo, o adonde quiera que vaya.
Basándome en mi experiencia como entrenador de liderazgo y consultor de talentos, presento un enfoque en dos pasos para ayudarlo a generar confianza. En el primer paso, explorará la perspectiva única que aporta al mundo para entender cómo puede añadir valor de una manera que nadie más puede. En el segundo paso, encontrará algunas actividades sencillas que le ayudarán a practicar la sensación y la actuación con más confianza, de modo que pueda convertirse en su configuración por defecto en el futuro.
Paso 1: Conéctese consigo mismo
Lo que Olivia —y la mayoría de nosotros— no nos damos cuenta es que no hay una sola manera de ser. Lo que puede parecer «normal» u obvio para usted puede ser algo nuevo para otra persona.
Permítame ponerle un ejemplo. Al principio de mi carrera, formé parte de un equipo que tenía dificultades para comunicarse bien. Todos teníamos opiniones firmes sobre cómo hacer las cosas y eso a menudo nos perjudicaba. Luego, un colega joven, que tenía experiencia en teatro, nos habló sobre una técnica de improvisación llamada «Sí, y…»
La idea detrás de este enfoque es basarse en una idea existente, en lugar de negarla. Cuando alguien hace una sugerencia en lugar de decir: «Sí, pero creo que XYZ…», puede ampliar lo que dice respondiendo con: «Sí, y también creo que XYZ…» Este enfoque nos ayudó a crear consenso con el tiempo, a obtener los resultados que buscábamos y nos hizo mejores colegas. Si ese colega no hubiera compartido su experiencia teatral, probablemente habríamos seguido luchando como equipo.
Todos somos únicos. Todos tenemos algo valioso que compartir. Solo tiene que creerlo. El primer paso para hacerlo es hacer una pausa y pensar en todas las cosas que hacen que sea quien es. ¿Qué es lo que lo hace especial?
Durante nuestra sesión, Olivia completó un ejercicio al que llamo Encuentre lo único que es usted. Pensó en los antecedentes, las experiencias y los rasgos que dieron forma a su punto de vista único.
Olivia es una estratega de relaciones públicas de 26 años. Creció en un hogar urbano y fue criada por una madre soltera. Es bilingüe y ha tenido la oportunidad de viajar mucho, incluso a destinos internacionales. Le encanta el baloncesto y el arte callejero. Le gusta explorar nuevas tecnologías, dedica tiempo a las redes sociales y espera hacer del mundo un lugar mejor.
Son cosas muy interesantes, ¿verdad?
Durante la reunión de equipo mencionada anteriormente, Olivia y sus compañeros discutieron formas de conectar con un público más joven y experto en tecnología. Para esa conversación, de hecho, fue una de las personas más cualificadas de la sala.
Siga las instrucciones del Encuentre lo único que es usted haga ejercicio a continuación para que pueda reflexionar sobre sus propias experiencias de vida hermosas y desordenadas y empezar a apreciar el valor que aporta. Su singularidad hace que valga la pena escuchar su voz.
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Paso 2: Centrarse en desarrollar conductas seguras
El primer paso lo calentó y pensó en quién es y qué hace que destaque. Es un buen comienzo, pero fomentar la confianza también requiere cambiar su comportamiento.
El equipo de Olivia tenía previsto volver a reunirse dentro de unas semanas para dar seguimiento a la conversación anterior. Olivia quería alzar la voz y tenía que preparar su nuevo enfoque. Para prepararla, hablamos de algunos principios para practicar la confianza.
Empiece de a poco.
La confianza no se trata de ser descarado, argumentativo, agresivo o pedir disculpas. Tampoco se trata de que se convierta en una persona completamente nueva. En cambio, se trata de hacerse valer de una manera que le resulte cómoda.
Olivia, por ejemplo, tenía buenas relaciones con sus compañeros y se sentía cómoda con grupos individuales y pequeños. Quería generar confianza en torno a alzar la voz en las reuniones de equipo más grandes. Tenía la costumbre de apagar el vídeo durante las llamadas o guardar silencio. Tras nuestra conversación, Olivia empezó a encender la cámara durante las llamadas para sentirse más cómoda con la vista, a iniciar sesión unos minutos antes de la reunión para intercambiar bromas con su equipo, a sonreír y asentir con la cabeza y a utilizar la función de chat para compartir sus ideas espontáneas.
Este nuevo enfoque supuso un cambio gradual para conectar más con todos sus colegas. Estos pequeños gestos la ayudaron a conocer mejor a sus colegas, generaron confianza y le dieron la confianza necesaria para expresarse sin sentir miedo.
Sea deliberado a la hora de practicar.
Para Olivia, parte de alzar la voz con más confianza consistía en aprender a eliminar los calificativos de sus frases para que sonaran más seguras y pulidas.
Pasó varias semanas observando las eliminatorias que utilizaba normalmente. Tenía la costumbre de decir cosas como: «No sé si esto tiene sentido…» y «No estoy muy segura de que sea correcto…»
Poco a poco, empezó a dejar de usar estos calificativos y los sustituyó por volver a exponer la idea que estaba comentando. Al principio, se sentía incómoda. Olivia tardó unas semanas en suavizarlo y pasar a utilizar declaraciones más directas, como: «Me gustaría añadir algo a esa idea…» y «He estado pensando en una nueva estrategia para…»
Empiece por practicar en entornos de bajo riesgo que parezcan seguros. Podría practicar un lenguaje corporal seguro (como ponerse de pie y mantener el contacto visual) solo frente a un espejo o tratar de expresar sus opiniones con más fuerza con un grupo de amigos. Olivia, por ejemplo, tenía una compañera en el trabajo que la ayudaba dándole una señal cada vez que utilizaba un calificativo durante una reunión.
Tras unas semanas de práctica deliberada, Olivia estaba lista para su próxima reunión. Compartió su perspectiva e ideas con confianza. Contrariamente a lo que ella teme, los colegas de Olivia apreciaron sus ideas reflexivas y las tuvieron en cuenta al tomar la decisión final.
Tenga paciencia.
Sepa que se necesita tiempo y práctica para aprender una mentalidad y un comportamiento nuevos y seguros de sí mismos, pero una vez que se compromete a hacer cambios, puede mejorar. Además, recuerde que tendrá que modificar su enfoque a medida que practique y descubra qué es lo que le funciona. Con el tiempo, sus nuevos comportamientos se harán más naturales y los hará sin pensárselo.
No intente cambiar de la noche a la mañana. Tenga cuidado con la forma y el momento en que hace cambios en su comportamiento en el trabajo. Los colegas pueden preocuparse (o, a veces, ponerse sarcásticos) si ven que está intentando un nuevo enfoque. Ya lo han puesto en una casilla determinada y ahora se está cambiando.
¿Necesita más ayuda?
Estas son algunas actividades sencillas que utilizo con clientes como Olivia para ayudarlos a practicar conductas seguras. Piense en esto como una hoja de trucos para encontrar su voz y alzar la voz.
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Utilice estos consejos y ejercicios para empezar su viaje hacia la búsqueda de su confianza.
Su voz es importante. Se merece que lo escuchen. Pero tiene que practicar conductas seguras para empezar a creerlo.
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