Qué hacer cuando le rechazan para un puesto interno
por Melody Wilding

Mateo estaba encantado cuando el director de recursos humanos le preguntó si le gustaría que le tuvieran en cuenta para un puesto interno en el departamento de sostenibilidad de su empresa. Pasar de un puesto de analista asociado a convertirse en responsable de responsabilidad social corporativa sería todo un reto. Exigiría que Mateo trasladara su formación en finanzas para contribuir a los esfuerzos de gestión medioambiental y de gestión de riesgos de la empresa. Aunque estaba nervioso, estaba dispuesto a estar a la altura de las circunstancias y presentó con entusiasmo su solicitud para el puesto.
Mateo pasó semanas preparándose para las entrevistas: ensayando las respuestas con su socio, investigando los objetivos del departamento y redactando historias que pudiera contar para transmitir sus logros. Por eso se sintió destrozado cuando, tras la segunda ronda, le notificaron que no había sido seleccionado para seguir adelante en el proceso. ¿Qué había hecho mal? Y lo que es más importante, ¿cómo se enfrentaría a sus compañeros, a su jefe y a los líderes con los que se había entrevistado? Su decepción y frustración iban de la mano de la vergüenza y el bochorno.
El rechazo laboral siempre es difícil. De hecho, los estudios demuestran que el rechazo social y el dolor físico comparten las mismas vías dentro del cerebro. Por eso duele tanto que le nieguen un puesto. Pero las cosas se complican aún más cuando se trata de un papel interno. La mayoría de la gente no puede permitirse el lujo de marcharse sin más. A menos que decida marcharse -lo que lleva algún tiempo-, tiene que averiguar cómo trabajar dentro de la misma organización, y quizá incluso con las mismas personas que le rechazaron.
He aquí cómo seguir adelante y salir adelante con fuerza.
Resístase a personalizar la decisión.
Puede haber muchas razones por las que no le hayan seleccionado para un puesto interno. En la mayoría de los casos, ser rechazado no es un reflejo de sus habilidades o de su personalidad. Lo más frecuente es que simplemente otro candidato estuviera más cualificado (lo cual, para empezar, es extremadamente subjetivo) o que hubiera una razón (fuera de su control) por la que la empresa quisiera incorporar a alguien externo.
Sea consciente de sus sentimientos. Intente reconocer cuándo está racionalizando la decisión de contratación con sus emociones en lugar de con su lógica. En estas situaciones delicadas, es común que el razonamiento emocional tome el control, una distorsión cognitiva que ocurre cuando usted equipara un estado emocional temporal con su carácter. Esto puede sonar a: “Me siento decepcionado, por lo tanto soy un perdedor”, o “Me siento inadecuado, por lo tanto soy incapaz”.
Cuando surjan estos pensamientos negativos, haga una pausa y vaya más despacio. Aproveche el momento intencionadamente para practicar la autocompasión. Dígase a sí mismo: “Es comprensible que esté experimentando frustración. Aunque esta situación es dura, no es permanente”, o “Este rechazo no define mi valía ni mis capacidades. Elijo ser amable conmigo misma y sé que me recuperaré”. En concreto, céntrese en la humanidad común, o en reconocer que las luchas y el sufrimiento son una parte normal de la experiencia humana. Todo el mundo pasa por dificultades, el rechazo forma parte de la vida e incluso las personas con más éxito y talento se han enfrentado a él.
Recuérdese a sí mismo que la decisión no fue personal. Simplemente no era la mejor opción en ese momento. Ahora, su futuro vuelve a estar abierto a nuevos caminos y posibilidades. El que funcione será el correcto.
Actúe con integridad.
No deje que el rechazo afecte a su rendimiento. Puede resultar tentador tirar la toalla y desentenderse como un acto de represalia, pero al final sólo se estará perjudicando a sí mismo. Los ojos están puestos en usted y la gente estará observando cómo responde. Fortalezca su reputación respondiendo con elegancia. Desee buena suerte al nuevo candidato y establezca una relación con él. Nunca se sabe qué oportunidades puede crear esa conexión más adelante.
Considere también la posibilidad de solicitar una sesión de feedback con recursos humanos (RRHH) o con el responsable de contratación. Tómese unos días para procesar la experiencia de modo que pueda entrar en esta conversación con sus emociones bajo control. A continuación, extienda la mano. Puede decir: “Me gustaría saber si hubo algún aspecto de mi solicitud, entrevista o cualificaciones que fallara o pudiera mejorarse. Comprendo que el proceso de toma de decisiones puede ser complejo y no pretendo discutir el resultado, sino comprender mejor cómo puedo seguir desarrollando mi carrera dentro de la organización.”
Durante la conversación, deje claro que no está cuestionando la decisión. Céntrese en el “qué” y no en el “por qué”, es decir, no pregunte por qué no consiguió el trabajo sino qué podría hacer para avanzar en el futuro. Se trata de seguir adelante y mirar hacia el futuro, no de mirar hacia atrás y rememorar el pasado.
Extraiga de la experiencia las lecciones aprendidas.
La experiencia del rechazo es dura, y por eso merece la pena. Aprendemos más a través de los obstáculos que afrontamos y superamos. Piense en lo que ha descubierto sobre su organización durante este proceso y en cómo puede utilizar esa información en su beneficio. ¿Quién tiene influencia y poder de decisión? ¿Qué prioridades y puntos de dolor preocupan a la empresa? Tome lo que ha descubierto y alinee su trabajo actual con los objetivos de la organización para convertirse en un candidato atractivo para el futuro.
Del mismo modo, es posible que durante el proceso de entrevistas haya conocido a stakeholders o altos dirigentes que puedan servirle de paladines. Explore cómo podría mantener esas relaciones. Por ejemplo, podría implicarse en proyectos o comités interfuncionales que estén dirigiendo para mantenerse en primera línea para cuando surja la próxima oportunidad.
Haga algo que reconstruya su sentido de sí mismo.
El rechazo puede hacerle sentir impotente. Contrarreste eso buscando formas de recuperar la sensación de dominio. Podría ser algo no relacionado con el trabajo, como una excursión, un entrenamiento duro, un proyecto de manualidades desafiante o cualquier otra cosa que le suponga un reto y le proporcione alegría. Láncese a un empeño que le ayude a sentirse competente y realizada.
Recuerde que su valor como persona y profesional no disminuye por la incapacidad de alguien de ver su valía. Si no consiguió un puesto interno, probablemente el papel no estaba hecho para usted. Vea el rechazo como una reorientación. Al fin y al cabo, no se trata de cuántos “no” reciba, lo más importante es el único “sí”.
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