La calidad está en el ojo del espectador
por Debanjan Mitra, Peter N. Golder
A medida que las empresas buscan reducir costes y ampliar los márgenes, la calidad de los productos a menudo se ve afectada. Podría pensar que los consumidores perciben agudamente los cambios en la calidad de un producto y votan rápido y en consecuencia con sus carteras. Sin embargo, una nueva investigación muestra que sus percepciones suelen estar años por detrás de los cambios reales, para bien o para mal.
Estudiamos la relación entre la calidad real y la percibida para 241 productos en 46 categorías durante un período de 12 años, utilizando Consumer Reports valoraciones para medir la calidad real y las encuestas anuales de Total Research a más de 30 000 consumidores para medir la calidad percibida.
Cuando la calidad del producto cambia (ya sea mejorando o disminuyendo), las opiniones de los consumidores sobre el producto comienzan a cambiar ese mismo año, pero no mucho. De hecho, la mayor parte de la recuperación de la percepción se produce después del segundo año siguiente al cambio de calidad. Para que la percepción de los consumidores se ajuste por completo y refleje con precisión la verdadera calidad de los productos, se necesitan de cinco a siete años, de media, según muchos factores, como el tipo de producto, la fortaleza de su marca y la frecuencia con la que se compra. Por ejemplo, los consumidores de este estudio evaluaron con relativa rapidez los cambios en la calidad de la pasta de dientes (3,9 años) en comparación con los cambios en los refrigeradores (7,1 años) y los neumáticos (9,5 años). Si bien las personas percibieron más rápido que las mejoras en la calidad, notaron que las mejoras eran más rápidas y los descensos más lentos en las marcas con buena reputación.
Este trabajo tiene varias implicaciones estratégicas. En primer lugar, los gerentes deberían hacer un seguimiento y comparar las medidas de calidad reales y percibidas de sus productos para revelar cualquier brecha y determinar cómo podrían estar cambiando esas brechas. En segundo lugar, deberían integrar cuidadosamente su estrategia de marketing con la estrategia de calidad del producto. Una mejora de la calidad que sea rentable para un producto puede no serlo para otro si la brecha de percepción tarda una década en cerrarse (de hecho, otros estudios han descubierto que las mejoras de calidad tardan de cinco a diez años en traducirse en mayores beneficios). Por último, los directivos deberían aprovechar las asimetrías y los rezagos en la percepción de los consumidores sobre la calidad para atacar y defenderse en el mercado. Saber cuánto tardará la percepción en ponerse al día con la realidad (para sus propios productos y los de la competencia) puede ayudarle a cronometrar sus maniobras competitivas.
Artículos Relacionados

Investigación: La IA generativa hace que la gente sea más productiva y esté menos motivada

Arreglar los chatbots requiere psicología, no tecnología
Los chatbots dotados de IA se están convirtiendo en el nuevo estándar para la gestión de consultas, reclamaciones y devoluciones de productos, pero los clientes se alejan de las interacciones con los chatbots sintiéndose decepcionados. La mayoría de las empresas intentan solucionar este problema diseñando mejores modelos de IA en sus chatbots, pensando que si los modelos suenan lo suficientemente humanos, el problema acabará desapareciendo. Pero esta suposición es errónea. Esto se debe a que el problema de fondo no es tecnológico. Es psicológico: Hay que engatusar a la gente para que vea a los chatbots como un medio positivo de interacción. Los autores han analizado recientemente las últimas investigaciones sobre chatbots e interacciones IA-humanos, y en este artículo presentan seis acciones probadas que puede llevar a cabo al desplegar su chatbot de IA para impulsar la satisfacción, la percepción positiva de la marca y las ventas.

Investigación: ¿Está penalizando a sus mejores empleados por desconectar?
Para combatir el creciente desgaste del personal, muchas empresas han defendido programas de bienestar y han fomentado un enfoque renovado en el equilibrio entre la vida laboral y personal. Pero un nuevo estudio descubrió que incluso cuando los líderes reconocían que desvincularse del trabajo aumenta el bienestar de los empleados y mejora su rendimiento laboral, los directivos seguían penalizando a los empleados que adoptaban estos comportamientos cuando optaban a un ascenso o estaban siendo considerados para un nuevo puesto. Basándose en sus conclusiones, los investigadores ofrecen sugerencias para ayudar a las empresas a crear políticas y construir una cultura que proteja los límites de los trabajadores, evite el agotamiento y recompense el trabajo fuerte.