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Gestión de personas

Prevenir el rechazo en el trabajo

por Judith E. Glaser

Llega tarde a una reunión y la gente ya está agrupada. Los colegas echan un vistazo un momento y luego vuelven a sus conversaciones. Se sienta en un rincón y utiliza su smartphone para comprobar el correo electrónico. Cuando comience el debate grupal, querrá opinar, pero parece que no puede decir ni una palabra. Al final, se da por vencido, toma unas cuantas notas, comprueba más correos electrónicos y espera a que termine la reunión. Permanece en su escritorio el resto del día, pero no hace mucho.

El rechazo, o el miedo al mismo, es un poderoso desencadenante social y, en el trabajo, puede ser debilitante. Cuando las personas se sienten excluidas o excluidas de los importantes círculos de influencia de la oficina, no pueden ser productivas, innovadoras ni colaborativas porque la neuroquímica de sus cerebros ha cambiado. Se sienten amenazados. El cortisol entra. Sus centros ejecutivos cierran. El comportamiento pasa de la confianza a la desconfianza. Y los efectos pueden durar horas. Me gusta decir que el rechazo altera la realidad: nosotros R revelar menos, E Espero más, UN asumo lo peor, L Analice la situación con cautela, I Interprete el contexto a través del miedo, T Creo que otros se aprovechan de nosotros y Y aprenda a ser incluido.

Pero los directivos que entiendan este patrón vicioso pueden romperlo, en sí mismos y en sus empleados. Estos son algunos rituales de conversación diseñados para ayudar a las personas de su equipo a reagruparse y pasar a formar parte del grupo, a alterar sus espacios mentales interiores cambiando el entorno social exterior.

  1. Prepare el espacio para la confianza. Mientras que las mesas de conferencias largas y rectangulares promueven la jerarquía y dan una ventaja a los que están a la cabeza, las mesas redondas hacen lo contrario, fomentando la inclusión. Los líderes de las reuniones también pueden señalar explícitamente que todos los compañeros de la mesa son iguales. Esto debería estimular la producción de oxitocina en el cerebro de todo el mundo, aliviar el miedo al rechazo y poner a las personas en un estado mental más colaborativo.
  2. Empiece con una realidad compartida. Siempre que sea posible, envíe los puntos del orden del día antes de la reunión y pida a la gente su opinión. Esto indica «Me importa lo que piense», en lugar de «Yo controlo esto». Otra forma de fomentar una mentalidad común es dar a los miembros del equipo un artículo para que lean y pedirles que encuentren algo inspirador en él; hacer que compartan estas ideas en una reunión y animar al grupo a escuchar temas comunes. Esto activará las neuronas espejo de la corteza prefrontal de todo el mundo, que nos permitirán conectarnos con las emociones y opiniones de los demás, lo que mejorará la empatía y nuestra comprensión de las diferentes perspectivas.
  3. Fomentar la franqueza y la preocupación. Utilice un lenguaje abierto y sin prejuicios y escuche con respeto y aprecio en todas las conversaciones. Imagine que las palabras que usa la gente son como maletas; necesita «desempacarlas» para entender lo que piensan realmente sus colegas. Gracias a la gente por compartirlo y asegúrese de que no haya repercusiones negativas por hacerlo. Dígale a todo el mundo que se compromete a crear un entorno acogedor y colaborativo y que no quiere que nadie se sienta rechazado.

Recuerde que a todos nos gusta estar conectados con los demás. No permita que su oficina se convierta en un lugar en el que la gente se sienta amenazada por el rechazo. En su lugar, ponga en práctica su inteligencia conversacional.