Haga que su estrategia sea más ágil
por Tim Leberecht
¿Puede correr rápido y profundizar al mismo tiempo?
Originario del desarrollo ágil de software, el sprint ha entrado en la corriente empresarial como un medio cada vez más popular de acelerar la innovación en modelos de negocio, productos o servicios. Los sprints dividen un proceso que, por lo demás, sería largo y complejo en partes importantes y alcanzables que se pueden realizar a mayor velocidad. Como Google Ventures método de cinco días ha demostrado que los sprints ayudan a eludir la burocracia, la «parálisis del análisis» y los interminables ciclos de debate. Permiten a la empresa ser más ágil y adaptarse de manera más eficaz a la disrupción digital.
Pero el formato sprint ya no es solo para el desarrollo y el diseño. Las organizaciones han empezado a darse cuenta de que también se puede aplicar a una función tradicionalmente lenta: la estrategia.
Diseñada como un proceso minucioso de múltiples partes interesadas, la estrategia ha sido durante mucho tiempo el dominio de una deliberación cuidadosa basada en la máxima cantidad de información. Pero puede que ese modelo ya no se ajuste a nuestro volátil, incierto, complejo, ambiguo veces. En un mercado dinámico, el valor de la estrategia tradicional está disminuyendo. Claro, el valor de una fase de descubrimiento en profundidad; la investigación exhaustiva, cuantitativa y cualitativa; las entrevistas con las partes interesadas; la planificación de escenarios y la alineación son indiscutibles. Pero las empresas tienen cada vez menos tiempo para ellos. ¿Y con qué frecuencia ha elaborado un meticuloso plan estratégico de tres años, solo para que quede obsoleto después de unos meses o incluso semanas?
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A medida que la estrategia se hace más fluida, más como un software que necesita actualizarse constantemente, están surgiendo dos conceptos alternativos: visión e improvisación. La visión incorpora el propósito y los principios a largo plazo, si no permanentes, de una organización, que son la estrella polar de todas sus acciones. La improvisación sugiere una franqueza y una flexibilidad fundamentales a nivel táctico: la voluntad de explorar, experimentar e iterar. Cuando incorpora ambas cosas en la creación de estrategias, se convierte en un acontecimiento transformador más que en un proceso largo; es una experiencia intensa más que un ejercicio exhaustivo.
Por ejemplo, una consultora de estrategia SyPartners emplea una mezcla interdisciplinaria de talentos para ayudar a clientes como Starbucks e IBM a crear sus visiones, utilizando el diseño y la escritura inspiradora como estímulos tangibles en el proceso y haciendo hincapié en la imaginación por encima de la analítica.
De manera similar, la consultora Cien años ayuda a los líderes y a las organizaciones a desarrollar su visión para el próximo siglo, que la empresa considera un marco adecuado para garantizar tanto un impacto a corto plazo como un legado permanente, pero divide estos proyectos en sprints de un mes o una semana para enfatizar su naturaleza iterativa. «Pensar con una mentalidad de 100 años crea claridad sobre su propósito y, al mismo tiempo, determina sus acciones actuales», explica el fundador y CEO Marc Mertens. Al mismo tiempo, una visión que lleve demasiado tiempo preparándose, y probablemente diseñada por una comisión, es una forma infalible de terminar con un compromiso poco convincente que no entusiasme a nadie.
LaunchPad, una empresa emergente de San Francisco que ofrece software de innovación empresarial, participó recientemente en un vision sprint que diseñé para ellos. La empresa quería aclarar la estrategia de lanzamiento de un nuevo producto, así que creé un taller intensivo de un día para que el equipo directivo pasara rápidamente de la exploración a la formulación. En primer lugar, cada participante compartió su visión personal del lanzamiento y la razón por la que les apasionaba el nuevo producto. Luego, desarrollamos y presentamos colectivamente tres visiones contrapuestas en forma de historias. Lo que normalmente habría llevado tres semanas (o meses) se condensó en un día, con algunos trabajos de preparación y seguimiento. El equipo no se fue con un consenso sobre su estrategia, pero logró lo suficiente como para refinar los conceptos, tomar una decisión final y obtener la aprobación de la junta en las dos semanas siguientes. La última vez que visité sus oficinas, dos meses después de nuestra sesión, se preparaban para el lanzamiento del producto.
El proceso funcionó porque respetamos los principios fundamentales de diseño de un sprint de visión:
- Introduzca restricciones, como una mezcla poco probable de personas, una ubicación remota, una tarea de «misión imposible», una tarea o crisis específica, un período de tiempo corto o alguna combinación de estas.
- Haga hincapié en la naturaleza ritual de la experiencia. Defina un principio claro, las reglas y una fecha límite para la toma de decisiones.
- Cree un espacio seguro que dé a todos los participantes permiso para ser auténticos y vulnerables y, como resultado, creativos.
- Capture cada palabra que se diga. Parafrasear, sintetizar y encuadrar en tiempo real. Cuente la historia a medida que se desarrolla a través de palabras, dibujos, audio, fotos o películas.
Crear una estrategia no tiene por qué ser un proceso lento. Los sprints son una forma ideal de incorporar la visión, la improvisación, la imaginación y la experimentación.
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