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Liderazgo

Lecciones de liderazgo desde la silla de montar

por Nancy Koehn

Desde que era pequeño, me dan miedo los caballos. Siempre me parecieron tan grandes y tan poderosos, especialmente cuando los vi galopar y escuché el estruendo de sus pezuñas en el suelo. Así que fue un verdadero desafío aceptar ese miedo cuando empecé a montar a caballo y a competir en el mostrar pista de saltos hace algunos años. Sin embargo, en el proceso, me di cuenta de que muchas de las lecciones que aprendí a caballo tienen una gran relevancia y aplicación para liderar y motivar a un equipo en pos de una misión que valga la pena.

Como en cualquier deporte, montar a caballo es algo más que los aspectos técnicos y físicos; lo absorbe emocional e intelectualmente. Lo que he aprendido en la silla de montar lo puede aplicar cualquier líder que quiera ser más eficaz y participar en todos esos frentes. Estas son algunas de las lecciones más importantes:

  1. Tenga en cuenta el marco en el que se encuentra: la conciencia emocional y la confianza son fundamentales. Su estado mental determina el rendimiento de su caballo. Si está nervioso por subirse a un caballo, lo percibirá. Los caballos y las personas no son tan diferentes; su sentido interno de presentimiento, optimismo o confianza tiene un impacto en las personas que lo rodean, se dé cuenta o no. Ser consciente emocionalmente le permite elegir conscientemente cómo responder en cualquier situación dada. Por ejemplo, en 1915, cuando el explorador antártico Ernest Shackleton estaba intentando mantener a sus hombres vivos sobre témpanos de hielo flotantes después de que su barco se hundiera en el hielo, era fundamental que no dejara constancia de sus propios miedos y dudas ante su equipo. Tuvo que superar esta ansiedad él mismo y luego elegir actuar a partir de un conjunto de motivaciones diferente, más tranquilo y más pragmático que su propio miedo.
  2. Su energía es contagiosa. La energía pasa a través de usted a su caballo. Para montar bien y conectarse con su caballo, tiene que aprender a utilizar esa energía. Lo mismo ocurre con la dirección de una organización. Los líderes no controlan la mayoría de los proyectos y actividades de la empresa. Como líder, lo que puede controlar es la energía en una situación determinada, ya sea en una reunión, un foro público o en los cubículos de la empresa. Todos los ojos están puestos en usted y su equipo notará si está asustado, inseguro o frustrado y reaccionará en consecuencia. Al aprovechar y cambiar su energía, puede utilizarla como recurso para imbuir a las personas que lo rodean de una sensación de confianza, calma y concentración.
  3. Ser consciente de señales no verbales. Su cuerpo es un instrumento crucial para comunicarse con su caballo; todo, incluso su postura, importa. Lo mismo ocurre con la gente. Ya sea que reconozca a los empleados en el pasillo o mientras están en su BlackBerry, cómo se sienta en una silla, la forma en que se abraza durante una conversación, estos manierismos son importantes porque envían una señal. La gente nota todo tipo de señales inconscientes. Tenga en cuenta su comportamiento; su comportamiento es una herramienta importante en su caja de herramientas de liderazgo e influye profundamente en el mensaje que intenta transmitir.
  4. Lidera desde tu esencia, es tu activo más importante. El equipo más importante que posee un ciclista no es el sillín, la brida o un par de espuelas. En cambio, es su esencia. Cuando empecé a montar, me di cuenta de que tenía más fuerza de la que sabía en esencia y, con ella, la habilidad de controlar la velocidad y el rumbo de mi caballo. Como líder, su activo más importante es la fe que tiene en su misión principal y en su propia habilidad para amarse a sí mismo y llevar a su equipo hacia el logro de la misión. Cuando se haga la prueba, respire hondo y vuelva al plan que estableció para su organización. Su convicción subyacente en lo que hace y por qué lo hace es más poderosa de lo que cree.
  5. Utilice la destreza y la paciencia antes de actuar. Los caballos, como las personas, son complicados y tienen matices cuando se trata de seguir las señales de un líder. Estamos tentados a actuar por enfado o frustración, pero la inmediatez de la mayoría reacciones instintivas no es muy productivo. Tenga moderación y piense bien las cosas antes de responder; una vez que envíe ese correo electrónico no podrá devolverlo. Si quiere ser un líder eficaz, recuerde: cuanto más turbulenta sea la situación, más calma tendrá que actuar.
  6. La empatía es la clave de la motivación. Hay dos formas de motivar a un caballo: zanahorias (refuerzo positivo) o palos (refuerzo negativo). La «zanahoria» más eficaz que puede usar un líder es la empatía. Cuando su caballo se asusta, la manera más rápida de hacer que se comporte es entender lo que le molesta. Pregúntese: «¿qué pasa aquí y por qué ocurre?» Dé un paso atrás y piense en los posibles factores que influyen en una situación antes de reaccionar; esto evitará errores costosos y le ayudará a mantener a sus empleados motivados para triunfar.
  7. La satisfacción proviene de la calidad del trabajo, no de ser muy querido. La forma más segura de perder el respeto de un caballo es dedicar su tiempo a preocuparse de si le gusta en lugar de si está haciendo un buen trabajo y se siente cómodo en esta empresa. Los caballos, como las personas, sienten una sensación de valor y satisfacción con el simple hecho de saber que están haciendo un trabajo significativo. Si los empleados se centran en el trabajo que tienen entre manos y en su papel en ese trabajo, sentirán una satisfacción permanente como parte de un equipo funcional y productivo. Superar la necesidad de que le guste a la gente le ayudará a centrarse en ser un líder más justo y eficaz.

A lo largo de mis seis años en la silla de montar, he aprendido que cuando se fijan objetivos específicos y los cumple, ya sean orientados a la conducción o a la dirección de una empresa, se aprende mucho sobre cómo liderar y motivar. Además de eso, aprende algunas cosas que no sabía sobre sí mismo.

Nancy F. Koehn es el profesor James E. Robison de Administración de Empresas en Escuela de Negocios de Harvard.