Kahneman habla sobre «Ruido»
por Adi Ignatius
Daniel Kahneman es sin duda uno de los pensadores más ágiles del mundo. En 2002 compartió el Premio Nobel de Ciencias Económicas, un buen truco para un psicólogo que afirma que nunca asistió a un curso de economía. También ha hecho valiosas contribuciones al campo de la gestión y sospecho que tampoco hizo muchos trabajos de clase en esa área. Kahneman ha coescrito un par de artículos para Harvard Business Review—sobre cómo los equipos pueden tomar mejores decisiones identificando y reduciendo los sesgos que inevitablemente aparecen en su forma de pensar, y sobre cómo un optimismo delirante puede llevar a los ejecutivos a elegir la vía estratégica equivocada.
Este mes vuelve con otra pieza convincente, escrito en coautoría con Andrew M. Rosenfield, Linnea Gandhi y Tom Blaser, todos de TGG Group, una consultora con sede en Chicago que Kahneman ayudó a fundar.
El artículo demuestra cómo la toma de decisiones inconsistente puede suponer un enorme coste oculto para las empresas. Los juicios humanos pueden verse influenciados por factores irrelevantes, como el estado de ánimo e incluso el clima. Los autores se refieren a esta variabilidad del azar como «ruido» y la llaman «impuesto invisible» sobre los resultados corporativos.
Una solución: los algoritmos, que pueden reemplazar el juicio humano con mucha más frecuencia de lo que cabría esperar. Aunque a veces suenan tremendamente complejos, los algoritmos no siempre necesitan muchos datos de resultados para ser válidos y se pueden crear a partir de reglas de sentido común. Los autores incluso describen cómo construirlos.
El resultado, prometen, es menos ruido, más coherencia y una empresa más eficaz. No tiene que ser economista para ver el valor de eso.
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