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Cómo rechazar una oferta de trabajo sin quemar puentes

por Amantha Imber

Cómo rechazar una oferta de trabajo sin quemar puentes

Era una tarde de verano de 2002. Me senté al otro lado de la mesa de juntas de la mujer que podría convertirse en mi primer gerente. Miré a mi alrededor y sonreí. Era el tipo de oficina en la que siempre me había imaginado trabajar: moderna, bulliciosa, con un aire de energía inquieta. Las palabras de la mujer me hicieron volver a la realidad: «Estamos encantados de ofrecerle el puesto. ¡Bienvenido al equipo!»

Debería haberme sentido eufórico, pero se me formó un nudo en el estómago. He estado entrevistando a su equipo durante las últimas semanas y, a lo largo del proceso, mi entusiasmo se vio reemplazado por la duda. Cuanto más aprendí sobre el puesto (un puesto de desarrollo organizacional en un equipo de Recursos Humanos), más me di cuenta de que no se ajustaba a mis aspiraciones profesionales. Me había imaginado que el puesto estaría repleto de libertad creativa, pero la realidad era un entorno rígido y estructurado que dejaba poco espacio para la innovación.

La idea de rechazar la oferta me llenó de pavor. Estaba a punto de rechazar lo que muchos de mis compañeros licenciados en psicología considerarían el trabajo de sus sueños. ¿Cómo puede decir no a una empresa que ya lo ha imaginado como parte de su futuro? El miedo a una conversación incómoda y que pudiera quemar puentes se apoderó de mí. Sin embargo, en el fondo, sabía que aceptar un puesto que no se ajustaba a mis objetivos sería un flaco favor tanto para mí como para la empresa.

La decisión me pesó mucho después de dejar la oficina. Dormí en él varias noches. El desafío no consistía solo en rechazar la oferta, sino en gestionar la conversación con elegancia y profesionalismo, garantizando que esta puerta cerrada no cerrara a otros en el proceso. Terminé llamando nerviosamente para rechazar al empleador y, aunque la conversación fue incómoda, me sentí contenta con la forma en que le di la noticia.

Si alguna vez se ha encontrado en un puesto similar (que le ofrezcan un gran trabajo o un proyecto importante que su instinto le diga que rechace), gestionar la situación de forma eficaz puede tener un gran impacto en las oportunidades futuras. Estas son algunas formas de gestionarlo sin quemar un puente.

No se quede con la decisión, actúe con rapidez.

Es crucial actuar con rapidez para rechazar una oferta de trabajo, idealmente entre 24 y 48 horas después de recibirla. Retrasar su respuesta puede detener injustamente al posible empleador y dificultar su proceso de contratación, lo que afecta a otros candidatos que podrían estar esperando entre bastidores. La acción rápida no solo refleja su profesionalismo y respeto por el tiempo del empleador, sino que también minimiza cualquier impacto negativo en su calendario de contratación.

Al tomar una decisión oportuna, demuestra que es consciente de los recursos y esfuerzos de la empresa. Además, una respuesta rápida ayuda a aliviar su estrés y le permite volver a centrarse en encontrar oportunidades que se ajusten mejor a sus objetivos profesionales. Esta velocidad de comunicación, si bien es un desafío, subraya su compromiso con la integridad en las interacciones profesionales y marca una pauta positiva para su futuro profesional.

Olvídese del correo electrónico. Coja el teléfono.

Si bien siempre es más fácil dar noticias incómodas por correo electrónico, no elija la salida más fácil. Decidir rechazar una oferta de trabajo por teléfono, en lugar de por correo electrónico, es una decisión que se basa en el respeto y en el deseo de una comunicación clara pero matizada. Una llamada telefónica permite una forma de interacción más personal y directa con el reclutador o el director de contratación, lo que demuestra su sinceridad y respeto por la oportunidad que está rechazando.

También proporciona una plataforma para transmitir las sutilezas y complejidades de su decisión, que a menudo se pierden en la comunicación escrita. Este enfoque le permite expresar su gratitud, explicar sus motivos de manera respetuosa y responder a cualquier pregunta o duda inmediata que pueda tener el empleador. Además, una conversación telefónica puede ayudar a mantener una relación positiva con el empleador, dejando la puerta abierta a futuras oportunidades.

Siempre es mejor enviar un correo electrónico después para darles las gracias y reiterar su posición.

Formule su respuesta con elegancia.

La forma en que exponga su punto de vista es fundamental. Podría hacer que pareciera profesional y racional, o podría hacer que pareciera irrespetuoso y cerrar cualquier oportunidad futura en esta empresa. Hay dos cosas a tener en cuenta:

Piense en la situación desde su punto de vista, no desde el suyo.

Cuando rechace su oferta, es importante tener en cuenta la situación desde la perspectiva del empleador. Reconozca que su decisión, aunque es la adecuada para usted, puede hacer que sientan que han desperdiciado su tiempo y sus recursos. Han invertido en el proceso de contratación, desde la revisión de las solicitudes hasta la realización de entrevistas y evaluaciones y, posiblemente, la denegación de otros candidatos.

Para abordar esto con sensibilidad, demuestre que entiende su situación.

Podría decir: «Si bien me impresionaron mucho la misión y los valores de la organización y la pasión que la gente siente por su trabajo, me disculpo por dedicarle tiempo sin estar en condiciones de aceptar la oferta. Comprendo el tiempo y los recursos que se dedican a un proceso de contratación y agradezco profundamente el tiempo que ha dedicado a conocerme. Estoy muy agradecido por la oportunidad, pero mis conversaciones con todos ustedes me han ayudado a entender que el puesto no es el adecuado para mí. Sería beneficioso para los dos que rechazara este puesto ahora y que pudiera cubrirlo con alguien que se adapte mejor».

Este enfoque no solo demuestra respeto por los esfuerzos del empleador, sino que también demuestra empatía hacia las personas que participaron en el proceso de contratación.

Sea claro, pero no duro.

Al rechazar una oferta de trabajo, es fundamental dar una razón clara para la decisión y asegurarse de que su explicación no se perciba como dura o demasiado crítica con el empleador. La claridad de su motivo ayuda al empleador a entender su punto de vista e incluso puede proporcionarle valiosos comentarios para consultarlos en el futuro.

Intente lograr un equilibrio en su comunicación, formulando su motivo de una manera honesta y discreta. Evite las críticas negativas a la empresa o al puesto. En cambio, concéntrese en cómo la oportunidad no se ajusta a sus objetivos profesionales o circunstancias personales. En lugar de decir: «Esto no es lo que buscaba. Su estilo de trabajo no me parece del todo adecuado». Una mejor manera de expresar su punto de vista podría ser: «Cuanto más aprendí sobre este puesto, me di cuenta de que no se alineaba con mis objetivos profesionales a largo plazo. Si bien respeto el equipo y la cultura que ha creado, busco un puesto con más libertad creativa».

Este enfoque no solo mantiene un tono respetuoso, sino que también ayuda a preservar una relación positiva.

Manténgase en contacto y añada valor.

Mantener las conexiones con las personas con las que se encontró durante el proceso de solicitud de empleo es una medida estratégica para la creación de redes. Recuerde que se trata de profesionales que reconocieron su potencial y valoraron sus habilidades lo suficiente como para ofrecerle una oferta de trabajo. Mantenerse en contacto con ellos puede ser útil para futuras oportunidades y colaboraciones.

Sin embargo, no se trata solo de preservar un contacto, sino de participar activamente y encontrar formas de añadir valor a estas relaciones. Esto puede implicar compartir artículos relevantes, información sobre el sector o presentarlos a otros profesionales de su red que podrían ser de beneficio mutuo. Estos gestos demuestran su interés continuo por el campo y su compromiso con fomentar relaciones más profundas.

Rechazar una oferta de trabajo, especialmente al principio de su carrera, puede resultar abrumador. Sin embargo, es un testimonio de su autoconciencia y compromiso con sus objetivos profesionales. Al gestionar este proceso con profesionalismo y elegancia, allanará el camino para las oportunidades que se ajusten mejor a sus aspiraciones y se establecerá como un profesional considerado y respetuoso.