Cuando su buen mentor se vuelve malo
por Amy Jen Su, Muriel Maignan Wilkins
Según un estudio realizado en Sun Microsystems, los alumnos ascendían cinco veces más que los que no tenían mentor. El 88% de los que respondieron a una encuesta del Center for Creative Leadership creen que tener un mentor es útil para el desarrollo profesional. Todos hemos oído las estadísticas. Nunca está de más tener unos cuantos buenos mentores detrás. Pero, ¿qué ocurre cuando un buen mentor se estropea?
Entra, a la derecha del escenario, Alan - nuestro protegido estrella. Alan, a quien hemos entrenado, es vicepresidente en una empresa de capital riesgo y va camino de convertirse en director gerente. Por desgracia, su mentor de toda la vida, Roger, se ha convertido en un descarrilador potencial en el proceso. Verá, Roger no cae bien a muchos de los otros directores ejecutivos y se le considera en cierto modo un socio sin escrúpulos. Lamentablemente para Alan, los socios temen que se haya convertido en un “mini-yo” de Roger. Y, ¿quién quiere a dos socios sin escrúpulos rondando por el bufete?
Aunque puede que usted no se encuentre exactamente en la situación de Alan, quizá se dé cuenta de que su relación de tutoría ya no es lo que era. ¿Su relación de tutoría necesita una revisión? He aquí tres maneras de ayudar a relanzar la situación:
1. Extienda sus alas. Es hora de expandirse más allá de la comodidad de su nido de mentores. Salga y construya una red interna informal más fuerte. Mire dentro y fuera de su función. ¿Quiénes son los stakeholder críticos? Póngase en contacto con ellos. Averigüe cómo puede ser de ayuda. Ofrezca su apoyo. Dé a la gente la oportunidad de conocerle fuera de la esfera de su mentor. Le sorprenderá lo rápido que actúa la ley de la reciprocidad y la buena voluntad.
2. Apóyese en sí mismo. Demuestre a los demás que usted es su propia persona y que no se define únicamente por su mentor. Para cambiar esta percepción, empiece a generar resultados críticos. Si una métrica clave son las ventas, cierre algunas ventas, por su cuenta. Si las ideas pueden ganarle algo de tracción, presente otras nuevas a la organización - por su cuenta. Ya entiende. Cuando empiece a dejar que sus resultados hablen en su nombre (y no sólo su mentor), ayudará a que los demás le perciban como un líder por derecho propio.
3. Diga la verdad. Es hora de mantener una conversación sin tapujos con su mentor. Ejercite sus dotes de mando. En su artículo por excelencia de HBR “Cómo dirigir a su jefe”, Jack Gabarro y John Kotter destacan que los profesionales eficaces buscan la ayuda que necesitan en lugar de esperar a que sus jefes se la proporcionen. Lo mismo cabe decir de la relación mentor-mentorizado. Enmarque la conversación con cuidado; dígale a su mentor: “_Lo que más me ayudaría es que me dejara trabajar en este asunto por mi cuenta…”._Aunque tendrá que ser directo con su petición, recuerde que su mentor también es una persona. Sea agradecido y deje claro que no le está abandonando, sino que simplemente le está pidiendo ayuda para apoyar su desarrollo de liderazgo. A la larga, ambos saldrán beneficiados de esta conversación.
¿Qué ideas tiene sobre la gestión de las relaciones de tutoría? ¿Qué sugerencias tiene para dar la vuelta a una relación de mentor que ha ido mal?
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