Hacer negocios en la Cuba posterior a Fidel
por Pablo González Alonso, Alec Lee

La histórica visita del presidente Obama a Cuba en marzo de 2016 despertó el entusiasmo de las empresas teniendo en cuenta el mercado que la isla podría convertirse. La medida permitió imaginar el fin del embargo estadounidense a Cuba (que se mantiene firme) y, en consecuencia, una mejora brusca de las condiciones económicas de Cuba.
Sin embargo, en los meses siguientes, Cuba no logró avanzar en la liberalización económica y se topó con una fiscal crisis, vio a los Estados Unidos elegir a un presidente potencialmente hostil y perdió a su líder revolucionario. Ya no está claro si Cuba recibirá reformas nacionales o una mayor participación de los Estados Unidos.
Comprender las políticas que los líderes de EE. UU. y Cuba podrían implementar en los próximos dos años será fundamental para ayudar a los ejecutivos de negocios a determinar el nivel de urgencia en torno al desarrollo de sus operaciones en Cuba.
Una oportunidad de negocio limitada
En primer lugar, es importante recordar por qué Cuba sigue presentando solo oportunidades limitadas para hacer negocios. Cuba se enfrenta a tres desafíos fundamentales: el primero es falta de inversión de capital, lo que, con toda probabilidad, es insoluble sin mayores entradas de capital a Cuba desde los Estados Unidos, lo que significa que hay que poner fin al embargo. Con un sistema financiero limitado, Cuba carece del ahorro interno para aumentar la inversión de capital fijo por encima del nivel actual del 10% del PIB (la mitad de la media de América Latina).
En segundo lugar, Cuba se enfrenta a la difícil tarea de liberar su enorme carga economía dirigida por el estado estancada. Dado que muchas empresas estatales dependen de los subsidios públicos, Cuba ha intentado trasladar a los trabajadores a un sector privado, mucho más ágil, pero el progreso sigue siendo lento.
Por último, Cuba se enfrenta a importantes dificultades causadas por su sistema de doble moneda. Para facilitar la transferencia de los subsidios a sus entidades del sector público, Cuba utiliza dos monedas: el peso convertible (CUC), valorado a la par del dólar y totalmente negociable, y el peso cubano (CUP), valorado a un tipo de cambio de 24:1 con el dólar. Si bien es útil para ejercer el control económico, este mecanismo sirve para socavar la competitividad de las exportaciones cubanas y limita gravemente el poder adquisitivo de los asalariados cubanos.
Sin avances significativos en estos tres frentes, los nuevos desarrollos empresariales en Cuba simplemente no progresarán. Si bien las oportunidades para las empresas de sectores selectos (como la hostelería y las telecomunicaciones), el desempeño económico subyacente se mantendrá estable, tal como lo ha hecho durante las últimas décadas.
Una encrucijada económica
En abril de 2016, Cuba celebró su Séptimo Congreso del Partido Comunista. En el último Congreso, en 2011, Raúl Castro anunció planes para introducir nuevas reformas de mercado y atraer inversión extranjera. Por lo tanto, muchos observadores de Cuba anticiparon anuncios similares en 2016, que podrían incluir instrucciones sobre la eventual eliminación del régimen de doble moneda del país. En cambio, solo limitado se anunciaron nuevas medidas de reforma y el propio Fidel pareció empujar hacia atrás un poco en contra del movimiento general hacia una mayor liberalización económica.
Quizás lo más importante para un análisis de la política cubana a corto plazo es que esta ausencia de eventos tuvo lugar en el contexto de una creciente crisis fiscal para el gobierno cubano. Tras haber dependido durante mucho tiempo de las importaciones subvencionadas de petróleo de Venezuela para obtener energía barata y de la mayor parte de sus ingresos en divisas, Cuba ha visto sus entradas de petróleo subvencionadas disminuir ya que su benefactor ha entrado en un colapso económico. El resultado ha habido cierres periódicos de empresas clave del sector público en Cuba y apagones en los barrios cubanos.
En este contexto, los líderes cubanos tienen a su disposición dos opciones distintas, según si Trump seguirá promoviendo el compromiso económico y diplomático con Cuba o si se alejará del país. En el caso de lo primero, Cuba podría seguir por la senda de una liberalización lenta pero constante y, en el caso de lo segundo, probablemente se vería obligada a hacer una reducción mientras busca fuentes de financiación alternativas. El primer escenario permitiría seguir desarrollando las empresas comerciales ya existentes y proporcionaría más espacio a los Estados Unidos para eliminar el embargo; el segundo probablemente se traduciría en nuevas oportunidades limitadas en Cuba y en un continuo estancamiento económico.
**Un impredecible presidente electo de los Estados Unidos
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Durante la campaña presidencial, el presidente electo Trump dijo que revocar «el trato» con Cuba si no pudiera conseguir más concesiones, como la liberación de presos políticos o la ampliación del alcance de las actividades empresariales aprobadas del sector privado. Un mes después de su elección, Trump ya había contratado a dos personas declaradas «partidarias de la línea dura cubana» como parte de su equipo de transición ( Mauricio Clover Corone y Yleem Poblete, quienes apoyan el mantenimiento del embargo a Cuba), lo que podría indicar que tiene la intención de mantener firme y firme su retórica de campaña.
A pesar de estas señales, debido al aumento del interés económico de los Estados Unidos en la isla, que el gobierno de Obama ha se esforzó por fortalecer antes de la transición del poder en enero, sería difícil para Trump cancelar todos los cambios de política de Obama con respecto a Cuba. Más bien, sería más fácil políticamente para Trump buscar una victoria simbólica a medio plazo (por ejemplo, conseguir una victoria en Cuba para una empresa estadounidense como Google), al tiempo que mantiene en gran medida los cambios de política de Obama. El peor caso para las empresas interesadas en Cuba sería que Trump decidiera (o se viera obligado) a reducir las principales medidas de política económica de Obama, específicamente la reducción de las restricciones de viaje y la concesión de licencias a las empresas en los ámbitos de las telecomunicaciones y los servicios financieros.
Cómo saber hacia dónde se dirige la economía
Con estos factores en juego, las perspectivas a corto plazo para Cuba son muy inciertas. En ese sentido, las empresas pueden seguir estos acontecimientos clave para hacer un mejor seguimiento del desarrollo de las políticas tanto en la isla como en los Estados Unidos.
¿Trump aprieta el gatillo del artículo III de la Ley de Libertad de 1996 durante los primeros 100 días de su presidencia? La ley, aprobada en 1996 para reforzar el embargo de los Estados Unidos a Cuba, incluye una disposición que, de activarse, permite iniciar decenas de miles de demandas contra el gobierno cubano por propiedades confiscadas tras la revolución de 1959. Esto haría casi imposible el comercio con Cuba y probablemente retrasaría el crecimiento acelerado de Cuba durante años, si no más.
¿Tiene Cuba un nuevo benefactor económico? Con Venezuela en pleno colapso, Cuba está en condiciones de aceptar la ayuda de un nuevo benefactor económico. Posible apoyo de Rusia o China podría evitar la contracción económica a corto plazo y, al mismo tiempo, incentivar a la administración Trump a poner fin al embargo con el fin de fomentar la participación de Cuba y evitar perder influencia.
¿Los demócratas añaden escaños en el Senado en las elecciones de mitad de mandato de los Estados Unidos de noviembre de 2018? Si bien hay un número significativo de republicanos que apoyan el fin del embargo, es probable que el Senado necesite una mayor representación de los demócratas para obtener el apoyo suficiente para poner fin al embargo.
¿El nuevo líder cubano, ¿quién asumirá el cargo en febrero de 2018 y acelerará las reformas económicas? Es probable que el nuevo gobierno sea el primero que no esté dirigido por un participante en la revolución de 1959 y tendrá que aprovechar una mayor parte de su legitimidad impulsando el crecimiento económico y mejorando la vida de los cubanos. Esto podría llevarla a aceptar una mayor liberalización de la economía, que incluyera permitir una mayor actividad privada y eliminar el sistema de doble moneda.
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