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Clayton Christensen: Lo que echaré de menos de Andy Grove

por Clayton M. Christensen

Clayton Christensen: Lo que echaré de menos de Andy Grove

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Federico Beccari

Soy fácilmente un pie más alto que Andy Grove. Pero cada vez que estaba con él, sentía que era el gigante.

Hay cuatro elementos de este gigante que echaré de menos. En primer lugar, nunca creyó que él y sus colegas tuvieran la respuesta. Siempre discutían por todo. Sabía que tenían que tomar decisiones, por supuesto. Pero él veía cada decisión simplemente como un hito que señalaba el progreso en el camino de la discusión sobre cómo mejorar.

Le apasionaba encontrar nuevas formas de pensar en el negocio. Cuando el negocio de los microprocesadores de Intel se vio amenazado por la competencia de bajo coste, me preguntó qué hacer al respecto. Pero en lugar de decirle cómo responder, le di lo que realmente quería: le expuse la teoría de la disrupción para que él y su equipo pudieran predecir la próxima amenaza (u oportunidad) que se les presentaría. Andy comprendió que no podía quedarse quieto. Parecía que al día siguiente de tomar una decisión, Andy y sus colegas volverían a discutir. Por eso Intel, con Andy Grove, mejoraba continuamente. Siempre estaban intentando mejorarlo todo, y lo echaré de menos.

En segundo lugar, echaré de menos la humildad de Andy Grove. Tenía un alto nivel de autoestima, por supuesto. Confiaba en sus habilidades. Pero esta confianza sirvió de plataforma que permitió a Andy aprender cosas importantes de todas las personas, incluso de Clayton Christensen. Andy fortaleció a las personas con las que trabajaba al fomentar su confianza; me dio crédito por cosas que no me merezco y me ayudó a creer que podía contribuir de manera importante.

En tercer lugar, echaré de menos el sentido de Andy Grove sobre cómo funciona el mundo. Del mismo modo que podría mapear las formas en que los electrones recorren las vías de un microprocesador, Andy podría describir cómo funcionan realmente los incentivos, las decisiones, los precios, los debates, las dudas, la priorización, los retrasos y las asignaciones de gastos generales en una organización compleja como Intel. Era un ejecutivo poderoso porque entendía cómo funcionan realmente las organizaciones y podía aprovechar estos conocimientos.

Por último, echaré de menos a Andy Grove como profesor. En su larga carrera en Intel y en la Escuela de Negocios de Stanford, transmitió su profunda sabiduría con una generosidad poco común, que conmovió a generaciones de directivos y líderes.