Cómo trabajar para un jefe excesivamente crítico
por Melody Wilding

Trabajar para un jefe muy crítico puede sentirse como operar bajo un microscopio. Cada tarea, por pequeña que sea, parece invitar al escrutinio. Las reuniones a veces parecen inquisiciones y uno se pasa el día oyendo hablar más de lo que va mal que de lo que va bien.
Aunque algunos jefes difíciles pueden ser un reto debido a sus cambios de humor, su falta de claridad o su imprevisibilidad, los líderes muy críticos crean una atmósfera de negatividad constante y omnipresente. Esto puede hacerle caminar sobre cáscaras de huevo, temeroso de cometer errores, y dejarle cuestionando sus decisiones e interacciones.
Para los profesionales que piensan y sienten profundamente y que invierten mucha energía emocional en su trabajo (los que yo llamo luchadores sensibles), trabajar para este tipo de líderes puede resultar especialmente agotador. Muchos interiorizan los comentarios negativos de su jefe como una señal de que son ineptos o incapaces. Esto no podría estar más lejos de la realidad. A menudo, la naturaleza crítica de alguien tiene más que ver con sus propias inseguridades, malas experiencias que le han hecho ser demasiado cauto o una necesidad de mantener el control.
Aunque comprender esto es útil, intentar diagnosticar continuamente las complejas motivaciones que se esconden tras las críticas de un directivo puede ser una tarea interminable y, en última instancia, improductiva. En su lugar, es mucho más beneficioso centrarse en cómo puede sortear el trabajo para este tipo de personas de forma que su vida sea menos estresante.
Estar a la altura de un jefe muy crítico no significa abandonar su propio juicio o limitarse a seguir sus órdenes. Más bien, se trata de tomar el control de sus interacciones de forma proactiva y de adoptar medidas para reducir la carga emocional que su comportamiento tiene sobre usted.
Vea la retroalimentación como un compromiso
La retroalimentación significa que su jefe presta atención a su trabajo, no que esté desinteresado por sus proyectos y su rendimiento, aunque tenga una forma frustrante de demostrarlo. Cuando vea las críticas de su jefe como una señal de que está interesado en su trabajo, le resultará más fácil extraer ideas valiosas de sus comentarios. Puede que su forma de expresarse no sea la ideal, pero se preocupan lo suficiente por su desarrollo como para hacer aportaciones. Si a su jefe no le importara, es posible que ni siquiera se molestara en tomarse la molestia de corregirle u ofrecerle orientación.
Para adoptar este cambio de perspectiva, intente separar el tono del contenido. Haga lo posible por eliminar mentalmente la carga emocional de las palabras de su jefe. Imagine que los comentarios se emiten en un tono neutro. Por ejemplo, transforme “Este informe es totalmente inaceptable” en “Hay cuestiones que deben abordarse”. Esto le ayudará a concentrarse en la sustancia y no en el (poco útil) estilo.
Adelántese a su negatividad
Antes de que su jefe tenga la oportunidad de corregirle, busque proactivamente su opinión. Por ejemplo, sobre una tarea, podría decir: “Estoy planeando enfocar el proyecto de esta manera. ¿Tiene alguna idea inicial?” Antes de presentar algo a su jefe, explíquele: “Sé que le importa destacar las métricas, así que he puesto especial atención en crear un cuadro de mando visual convincente”.
Del mismo modo, en lugar de afanarse durante días -o semanas- en elaborar el entregable perfecto, cree un primer borrador y diga: “Esto es lo que he elaborado hasta ahora. Es un poco tosco, pero quería captar las ideas centrales y la estructura, para que podamos darle forma y convertirlo en algo sobresaliente”. Su jefe se alegrará de tener el control, y usted conservará su energía.
Pedir opiniones con antelación puede parecer un esfuerzo adicional, pero demuestra que entiende lo que es importante para su jefe, lo que puede ayudar a generar confianza y disminuir la necesidad de que critique constantemente su trabajo en el futuro, ya que ve que se toma en serio sus expectativas.
Póngales en un aprieto
Algunas personas tienen por naturaleza una mentalidad más pesimista y, por desgracia, su jefe puede ser una de ellas. Así que puede que tenga que empujarles a ver posibilidades e indagar en lo que funciona, porque no es su costumbre ofrecerse voluntario para ello. Cuando esté en el extremo receptor de una crítica excesiva, inténtelo: “Me gusta oír cómo puedo mejorar. También es importante que sepa lo que va bien, para poder hacer más de eso”. ¿Hay espacio para que comparta su perspectiva al respecto?". O pruebe: “Entiendo su preocupación por el brief creativo. Trabajaré en ello. Pero también me gustaría conocer su opinión sobre cómo fue la reunión con el cliente. Creo que fue un éxito y quiero asegurarme de que continúo en la dirección correcta”.
Pida también ejemplos concretos y aclaraciones. Por ejemplo, cuando Jessica, analista de una empresa financiera, se encontró en el extremo receptor de directivas vagas y poco útiles de su jefe (“Esto tiene que estar mejor. Arréglelo”), hizo más preguntas ("¿Puede mostrarme qué puntos de datos concretos cree que son inexactos?" o “¿Podría darme un ejemplo del formato preferido que le gustaría ver?”). Esto no sólo la ayudó a centrarse en los problemas que tenía su jefe, sino que también animó sutilmente a su jefe a alejarse de las generalizaciones y a hacer comentarios más constructivos y justos.
Pruebe con “sí, y…”.
Cuando le corrijan, reconozca la perspectiva de su jefe (“sí”) y, a continuación, añada su punto de vista o sugerencia (“y”). Es una forma estupenda de hacer valer sus ideas al tiempo que demuestra que tiene en cuenta sus comentarios. Azim, un responsable de marketing, probó esto con el director de marketing, que a menudo desestimaba sus ideas. La siguiente vez que ella criticó una campaña, Azim respondió: “Sí, entiendo que el calendario es apretado y creo que podemos cumplir los plazos si ajustamos ligeramente nuestra asignación de recursos”.
Recuerde, sin embargo, que no todos los comentarios son igual de valiosos o procesables. No puede -ni debe- tomar medidas ante cada crítica. Desarrolle un filtro mental para determinar qué es lo más urgente, importante y relevante a lo que debe responder.
Recompense el buen comportamiento
Cuando su jefe le haga comentarios constructivos o incluso ligeramente menos críticos de lo habitual, reconózcalos. Un simple “¡Gracias por compartirlo! Eso me ayuda a sentirme más motivado” llega muy lejos. Usted refuerza el comportamiento que quiere ver más. Su jefe, consciente o inconscientemente, puede estar más dispuesto a seguir dándole comentarios equilibrados y útiles cuando vea que son apreciados y tienen un impacto positivo en su rendimiento.
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A pesar de sus mejores esfuerzos, es posible que su jefe nunca cambie su comportamiento. Prepárese para encontrar otros aliados dentro de la organización que puedan proporcionarle el apoyo y la validación que necesita. En última instancia, puede que tenga que plantearse hacer cambios más importantes para proteger su bienestar mental y emocional, y buscar un entorno laboral en el que se le valore de verdad.
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