No desperdicie esos intervalos de 30 minutos entre reuniones
por Jordan Cohen
Todos tenemos intervalos de 30 minutos en nuestros horarios de trabajo que no hemos planificado ni acordado. Podemos culpar por ello a las plataformas de programación automatizada que las empresas implementaron en las décadas de 1990 y 2000. Estos sistemas, sobre todo Microsoft Office, han tenido consecuencias no deseadas en nuestro tiempo: las reuniones suelen programarse para un futuro lejano, asiste más gente y, posiblemente la consecuencia más frustrante de todas, los intervalos de 30 minutos se encuentran dispersos a lo largo del día. Los sistemas que se desarrollaron para mejorar nuestra eficiencia están, de hecho, acabando con nuestra productividad. Hemos cedido literalmente el control de lo que hay en nuestro calendario diario, con quién nos reunimos el lunes por la mañana y en qué orden o cadencia pasamos nuestra jornada laboral. Es hora de recuperar el control, al menos donde podamos.
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